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sábado, 21 de abril de 2018

Poemas acrósticos leídos en el acto del V Encuentro con Reservistas Voluntarios, 2018, en Bailén


CÁNDIDO CANO CARMONA


     Corrían los años 80 por nuestras venas,
      pAra algunos jóvenes aquello era la pera,
       siN embargo para otros, la lucha, la época,
  entenDiamos significaba la vida, el futuro,
    las infInitas formas de mostrarnos como éramos
y tal vez Dejar atrás la marca de una pisada,
la huella dOnde otros incapaces la mirada.


         Con veinte años en las espaldas,
         A mil por hora las esperanzas,
         Nadie podía huir hacia la nada,
         O era vivir o esquivar las mañanas.



             Algunos equivoCaron la suerte, confundieron los síntomas,
             malgastaron en Alcohol y drogas el regalo de la vida.
      Otros, cándidos, afeRrados a sus sueños, disfrutaron
como ángeles alzados, Mientras los demás caían.
      No es algo nuevo. NO es ni tan siquiera verdadero:
  es la misma historia coN distintos actores, mismo
decorado, treinta años trAnscurridos, pero el mismo cuento.



Por Manuel Nicolás Ozáez
22/02/2018



El teniente reservista, del ejército del aire, Cándido Cano Carmona





PABLO LOZANO ANTONELLI


Piensas que es fácil elaborar un acróstico?
Aún crees que la imaginación es sierva de lo mundano?
Boy, “con b”, a desafiar al lenguaje, a pugnar, a retar
La frase rota, el giro imposible, el libre albedrío.
Oír los versos nunca escritos, los poemas inacabados.


                                   Al principio de los tiempos, del verbo, el soL
                        que encubre la metáfora, habita oculto en su ocasO
                     la quimera de encontrar el sonido, de descubrir la voZ
                         perdida en el laberinto de la ciencia y de la palabrA
                     es puro juego que por la senda de la acción, reaccióN
y aproximación, amarra como ancla al galeón, el romance acrósticO.


A un tiempo son los inicios del vocablo, a otro tiempo son los finales.
Nadie apostaba por insertar la letra codiciada en el corazón, en el medio,
Tontos e ilusos que en ocasiones nos complicamos la vida en exceso.
O quizás es de lo que se trata? De aspirar el personaje a la eternidad
No por sus actos, no por sus hechos o sus hazañas, tampoco por sus aciertos,
Encontrar la inmortalidad por la expresión, el lenguaje, por el término
Logrado en veinte versos desencadenados como furia, como viento
Liberado del menoscabo y del perjuicio, roto el corsé del verso,
Incluso diría que destrozado, para definir a la mujer o al hombre retratado.



Por Manuel Nicolás Ozáez
03/03/2018



El empresario ubetense, del sector del turismo y el ocio, y recreador, Pablo Lozano Antonelli



MANUEL  PEDRO RECENA CARRIÓN

Montes perdidos fueron refugio y sustento,
Audacia de vertebrar la oscuridad de la noche;
Navegar en la vida con ánimo y resueltos,
Una voz callada, un susurro, el silencio
En la quietud es un aliado, tal vez un derroche
Ligero de equipaje aunque cargado de remiendos.

Policía, acaso lo más parecido a fuerzas especiales,
En las que conoció el valor que se nos supone,
De dónde surgieron los valores patrios sustanciales,
Rey y honor en la divisa del corazón, se opone
Otras mil veces a la traición clavada como puñales.

Reina la calma. Ahogados cientos de suspiros,
Entre compañeros, la supervivencia es el premio
Cuando esta no supone el grave sacrificio
En los confines perdidos de un universo.
No perder en la brújula de la vida el norte,
A menudo esquivo, en ocasiones sutil y ligero.

Concebimos el esfuerzo como parte de una libertad
Ansiada. Era apenas ayer el rincón de sus recuerdos,
Redimido por el deporte de mil heridas al despertar,
Revistas que son andanadas de viento a lomos del metal.
Imposible no amar la vida, se agolpan los sentimientos;
Ocasiones en las que la familia, los veteranos amigos
Nombran tu apellido y al fin clavan una cruz en tu pecho.


Por Manuel Nicolás Ozáez

28/02/2018



Manuel Pedro Recena Carrión, policía local en Baños de la Encina y deportista



JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ RAMOS


José María irrumpió en mi vida a través de la megafonía:
Orden de jornada: el sargento Ozáez se persone en la cafetería.
Sí pudiera mostraros la cara de poema que tuve ese día.
En Colmenar Viejo, en Madrid, no podía creerme lo que oía.

      El suboficial Mayor nos invitaba a unas cervezas,
compañeros de fAtigas en la Academia Militar,
 relatando las peRipecias de la vida castrense y marcial;
 destinos compartIdos y anécdotas evocadas,
    el destino que A través de mi los había reunido.

Recibí con júbilo la visita de José María.
Oteando el horizonte visitamos la FAMET,
Descubriendo los hangares de los autogiros,
Ráfagas de viento desde los simuladores,
 Imaginándonos pilotos en misión por Egipto,
Guiándonos en vuelo por los espacios abiertos,
Urdiendo planes que aún hoy dudo viví despierto.
En algún lugar de aquel cercano recuerdo,
Zarpé en mil aventuras por aquel o este tiempo.

Rondamos a medianoche las modernas calles de un barrio viejo,
A ratos contando anécdotas de Bailén, nuestro pueblo, un vino fresco,
Más y más vinos, más y más cuentos, personajes, lugares,
Ora la Tasca, ora el Imperial, ora el Andaluz, hora tras hora,
Sentimos el hambre que aplacamos en un irlandés con sabor añejo.


                                                               Por Manuel Nicolás Ozáez
                                                                       23/02/2018



José María Rodríguez Ramos, teniente del Ejército de Tierra, en la reserva




JUAN PEDRO QUESADA ORTEGA


Jaén conoce de gestas, héroes y batallas
Una tierra regada con lágrimas y sueños,
A un grito ahogado le suceden voces
No menos cargadas de épicos recuerdos.

Podríamos llenar de infinitos espacios
Escarpadas páginas de empinados picos
Donde el mar no surge, pero la hiedra crece
Rápida, rebelde, sin evitar apenas que comience
Otoño en septiembre y veranos de diciembre.

Quiso la casualidad, o acaso un noble destino
Urdir la historia, forjar cimientos y leyendas,
Epopeyas de una, de dos, de tres guerras,
Sucedidas en el polvo de este universo
Asaltado por los millones de olivos centenarios
Dólmenes que izan sus estandartes y banderas
A un viento en ocasiones cálido  y en otras frío.

Otros hombres de estas tierras narrarán sus memorias,
Referirán a sus hijos las moralejas y las anécdotas,
Tantas y tantas efemérides, asuntos que concebían
En un ejercicio noble en clave de hidalguía.
Glosarán mil elogios en proclamar las épicas
Aventuras grabadas con sangre en mis recuerdos.


                                      Por Manuel Nicolás Ozáez
                                        21/02/2018


Juan Pedro Quesada Ortega, Alférez Reservista Voluntario y Secretario de la Subdelegación del Gobierno en Jaén




ANTONIO  MANUEL CAMPOS  GARRIDO


A menudo opinamos de aquellos a quienes no conocemos,
Ni sabemos de su presente, menos aún de su pasado, solo opinamos.
Todos nos creemos con el conocimiento justo y necesario;
Oímos cosas, percibimos detalles, nos han dicho, nos han contado;
Nadie se ha preguntado por sus sueños, sus angustias, por sus credos,
Ignoramos lo más profundo de sus pensamientos, desconocemos,
Ocultamos lo más valioso de sus sentiMientos, lo secreto, lo velado.


CAMPOS es de esos, de los que opinamos, de los que son necesarios,
Anónimo en lo mundano. Con ilusiones, profundo, con sueños,
Más silencioso que ufano, más humilde que vanidoso o arrogado.
Policía nacional en un país, España, de cuyas virtudes se hacen dueños.
Olvidados porque el silencio, la discreción es un acto valorado,
Sin perjuicio del arrojo, de la gallardía o del mérito asaz estimado.


Gobernar la ética y la moral es algo que se gana cada día.
A los que con él disputamos en el fútbol el juego y el tempo,
Raudo como un viento que declina adversarios en agonía,
Ralentizando el regate, driblando con velocidad a contratiempo,
Iniciando la estrategia hacia el compañero que en banda doblaría 
Dando la asistencia necesaria, el toque y el balón en el momento.
Opera prima militar cuyas tácticas son armas de la artillería.




                                               Por Nicolás M. Ozáez Gutiérrez
                                               08/03/2018.


Antonio Manuel Campos Garrido, policía nacional y deportista de Bailén




ALFREDO FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ



ALFREDO es Manuel Atienza, el Alcalde Carbonero,
La honra de la Peza, la que no se rinde, la que se enfrenta.
Fieramente al canalla opresor, venga de donde venga. 
Rodríguez Fernández Alfredo tuvo ese sueño,
Ejercer de alcalde de su pueblo, aguerrido, montañero.
Donde las dan las toman;  no se perdonan las afrentas.
Ojo por ojo, diente por diente. Un águila de altos vuelos.


Fiel a la tradición, a la leyenda, consecuente con la historia,
Enarbolando al viento como divisa la negra bandera.
Réquiem por los lapeceños que se enfrentaron al invasor,
No rindieron sus armas, no estimaron en su alma el miedo,
A modo de ejemplo pertrecharon un ejército modesto,
Nada de otro mundo. Bravos. Intrépidos. Audaces. Osados.
Dicen los relatos de Pedro Antonio de Alarcón, que por sus
Empinadas calles, lonjas de catedrales y sus  imposibles esquinas,
Zagales y zagalas dieron sus vidas por una causa: la libertad.

Relata el novelista la epopeya de la Independencia;
Ojos imperiales que posaron su mirada en España.
Doscientos hombres y mujeres defendiendo la conciencia
Realista de la patria, más allá de la ley y la hazaña.
Indefensos, humildes, como insignia la impaciencia.
Granadinos, artilleros carboneros, en campaña
Universal por los oprimidos de otras guerras y otras ciencias,
Ejemplares e insurrectos, ajenos a la vil artimaña
Zahúrda y mezquina del infame amigo en apariencia.


                                      Manuel Ozáez
                          Iniciado el 22/02/2018 y finaliza el 22/03/2018

Alfredo Fernández Rodríguez, empresario de La Peza y "alcalde carbonero"



JOSÉ CARLOS SUÁREZ ESCALONA

Joer! Pensé. Al percibir la dimensión del nombre.
Otro calentamiento de cabeza. Uno más, y van diez.
Si es que no tienes remedio, amigo Manuel,
En el envite va implícita la bondad del consuelo.

Creen algunos que la inspiración, las musas
Anidan en algunas mentes retorcidas, confusas,
Refugiadas tras conquistar el estrecho a nado,
Las turbulentas aguas de un embravecido mar,
Olimpo al que arribamos en cutre patera
Simple e ingenuo como el cuento de nunca acabar.                                                  

Si mi maestro Lizcano escuchara mi lamento
Una vez más, un escaso e íntimo momento
Al que confesáramos, humildes, nuestros delirios,
Renacerían viejas historias, antiguos martirios
En los que el poeta iluminaba la voz y las palabras
Zalameras de un tiempo sin prisas y abracadabras.

En la niñez inocencia. Mocedad de impaciencia.
Sensatez de adulto y de mayor, dosis de sapiencia.
Con los años vividos la virtud de la experiencia,
A la que en épocas convulsas disfrazamos de historia.
La vemos pasar y nos apartamos a un lado.
Opinamos de soslayo, con temor al desencuentro.
Nadie hablará de nosotros cuando no estemos,
A no ser que de una vez, desnudos, nos mostremos.

                   Por Manuel Ozáez.    14/03/2018


José Carlos Suárez Escalona, comandante de la Guardia Civil y abogado, residente en Roquetas de Mar



Coronel  LUIS SÁIZ SÁIZ


Caballero Ballestero de la Santa Veracruz,
Ordenado por su amor hacia la historia
Real de esta tierra de sangre y conquistas
Otrora sojuzgada, otrora por las armas liberada,
Nunca rendida, jamás la herida sentenciada.
En ocasiones bendecida, en otras agraviada,
Las sombras de antaño que tornan en destellos.


Luis Sáiz Sáiz es, como diría Pérez Reverte,
Un veterano de Los Tercios, curtido en mil batallas,
Imagen de una tierra de héroes seductores de la muerte.
Sencillos. Simples. De moral, de ética, con agallas.


Son a veces guerreros, en otras tiernos y lisonjeros,
A veces marciales, pero siempre afables e indulgentes;
Impasibles al desaliento, sin fisuras, firmes, auténticos
Zarpazos que damos a la vida: hombres insurgentes

Sin los cuales la misma historia se encuentra a la deriva.
A veces osados, pero siempre gentiles, clementes,
Impasibles al desánimo, al hundimiento. Sucesiva
Zozobra de una sociedad enfermiza e indolente.


                              Por  Manuel Ozáez

                             12/03/2018- 15/03/2018


El coronel Luis Sáiz Sáiz, militar e intelectual, Caballero de la Orden de las Navas de Tolosa y dechado de virtudes humanas

  Asociación CAECILIA

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