Tal y como teníamos planeado, para bajar los azúcares y grasas de jornadas anteriores, nos desplazamos en vehículo hasta el aparcamiento techado del MOTEL EL SALVADOR, pues tenemos prevista una competición privada en el deporte del pádel, en la modalidad de mixtos. Por un lado Pedro y Maca, y por el otro lado, Luis y Paula. A la espera de completar un set, Sara y Carlos, quienes se han acomodado en la grada para seguir las evoluciones del juego. Entretanto, Miguel Ángel y Nerea se acercan a la cafetería para pedir nos sirvan unos refrescos energéticos, que es lo que pinta, para poder afrontar la próxima hora y media con garantías, pues los cuerpos no están para demasiados esfuerzos. No obstante, reconocemos que es divertido jugar al pádel en compañía de los amigos, pues es un deporte que todos practicamos, con mayor o menor éxito, y que nos permite ponernos en forma de una manera amena y sin excesivos sacrificios. Bajo el techo de la pista, unos reponen algo de fuerzas, mientras el resto evoluciona sobre la pista intentando vencer con claridad a la pareja contrincante. A nuestro alrededor, surcado de jardines, encontramos la calma necesaria, en contraposición al sonido de la vida que discurre a escasos metros, por la antigua carretera nacional Madrid-Cádiz, que ahora ha quedado como un boulevard de Bailén.
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