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lunes, 31 de agosto de 2009
Aclaración
Además de los largos viajes y recorridos vacacionales que ambos, Miguel Ángel y yo, hemos disfrutado -está bien expresado lo de disfrutado-, hemos recreado en Camuñas de Toledo y más recientemente en Huéscar, de la que nos hemos encargado de prácticamente toda la organización del evento. Esto ha conllevado varias escapadas a Huéscar,etc. Además de esto, contactamos con todos los premiados por el jurado de los Premios Caecilia para notificárselo y pedirles los curriculum y fotos y vídeos para los reportajes de presentación.
Se ha puesto en la calle en este tiempo el número 102 del Bailén Informativo y estamos concluyendo los artículos para el blog y las páginas webs de B.I. y General Reding, de los viajes y recreaciones de La Coruña, Camuñas y Huéscar. A esto hay que sumarle la preparación de la gala de los Caecilia el 9 de octubre próximo y nuestra participación en la Recreación próxima de Bailén el 10 y el 11 de octubre próximos.
Y otros proyectos que no queremos desvelar y de los que os tendremos debidamente informados. ¿Se me olvida algo? Seguro que sí.
OTRO DÍA CUALQUIERA NO SABES QUÉ HORA ES ...
A media mañana fuí a Correos y recibí un grato envío que esperaba como agua de mayo en agosto. Leí el periódico y, como cada sábado desde hace casi dos años, comimos en la casa solariega de los suegros de gañote. En la sobremesa me enzarcé en la lectura de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de Stieg Larsson, devorando con ansia más de cien páginas. Arranqué la moto de 750 y me di una vuelta por la abrasadora villa de apenas cinco minutos. Baño con mis hijas y a continuación con mi hijo me escapé a la otra piscina donde mis hermanos y mis sobrinos alternaban, jugando un partido de frontón con palas de padel y escribiendo en el portatil el artículo sobre el "Viaje a Huéscar. El periplo de una amistad", que pronto se publicará en el blog con fotos ilustrativas.
Nuevo baño y a la carrera nos fuimos a las 8 de la tarde al Pabellón de la Indepedencia para disfrutar del primer partido de liga entre el nuevo Real Madrid de Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzemá -a mi hijo le encanta Granero-, y el Deportivo de la Coruña. Como siempre apareció "el que nunca hace nada" y marcó su golito y provocó un penalty. Al final ganó nuestro Madrid 3-2 al Depor. Aunque La Coruña es una ciudad que me enamora y en la que tengo muy buenos amigos en los grupos de Recreación Histórica, como los miembros de The Royal Green Jackets, tengo que reconocer públicamente que es un equipo que no me cae bien, sobre todo desde que nos ganó 2-1 en la final de la Copa del Rey en el Estadio Bernabeu, el día del Centenario del Club. Y yo estaba allí.
A la noche nos escapamos de nuevo a la casa de la suegra para cenar y vuelta a nuestra casa. A la noche una excelente película en la televisión, y a seguir leyendo el otro libro de cabecera, "La Venganza del Bandolero", de Martí Gironell, que por cierto no os aconsejo, si bien me he propuesto terminarlo, a pesar de que me está costando pasar de la página 65. Tal vez al final me guste, ¿quién sabe?
Entre medias recibí la llamada de mi amigo Manuel García Domínguez, concejal de Huéscar, para felicitarnos por los actos del sábado 22 en su pueblo, prometiéndonos ambos que mantendríamos el contacto. También hice varias llamadas en relación a la organización próxima de los 15º Premios Caecilia, para no perder el hábito, y el resto lo dejé al relax y al libre albedrío.
Un día cualquiera. Seguro que algo se me habrá olvidado, o tal vez os lo haya ocultado adrede, pero un exhaustivo análisis de los hechos reflejaría que aunque tranquilo, normal y relajado, mi corazón latía sosegado, y mi cerebro irradiaba toneladas sensitivas de felicidad por estar con los míos en la proximidad y en el contacto tan necesario y preciado. A veces la felicidad no es más que un cúmulo de pequeñas e insignificantes cuestiones triviales. Los grandes proyectos no llenan los huecos de toda una vida.
De ahí lo de un día cualquiera en el que no sabes qué hora es. Tampoco te importa.
domingo, 30 de agosto de 2009
RECREACIÓN DE HUÉSCAR. EL PERIPLO DE LA AMISTAD
Venían de Huéscar, un lugar para mi recóndito y remoto junto a la Sierra de La Sagra, donde se encuentra el pico, de igual nombre, de mayor altura de la cordillera Subbética, con 2.382 metros, en la provincia de Granada y límite con Albacete, Jaén, en las proximidades de Santiago de la Espada, y con Murcia. Uno de ellos, Manuel García Domínguez, era concejal en dicho Ayuntamiento, primer teniente alcalde, y, como más tardé constaté, significaba la llave de la gobernabilidad en esa localidad de apenas ocho mil habitantes. Pertenecía al Partido Andalucista y deshacía el empate técnico entre el P.P. y el P.S.O.E. locales. Al final y a la postre, tras arduas negociaciones -de todo esto me enteré con posterioridad preguntando por aquí y por allá, y del mismo Manuel-, pactó con los socialistas. Lo que por otra parte a mí siempre me ha parecido lógico si, como dicen ellos mismos, se consideran un grupo de corte progresista y de centro izquierdas. Aunque no sé porqué os cuento esto, pues no viene al caso en nuestra historia. Quizás pudiera ser útil para situar al personaje, o en plural a los personajes de ella.
Mientras sosteníamos unas cervezas en el interior del bar la “Ñ”, nos plantearon su interés en organizar una Recreación Histórica en Huéscar para el día 22 de agosto con motivo del Bicentenario de la Declaración de Guerra que suscribieron contra el reino de Dinamarca en el año 1.809. Imaginaros el año, imaginaros lo que ocurría en Europa en ese período, pensad en quien gobernaba entonces la Francia revolucionaria, y añadirle la pimienta de que un año antes éramos aliados de los franceses, hasta el aciago Mayo de 1.808 madrileño. Únicamente os ilustraré en el sentido de que el Marqués de la Romana, al mando de unos 13.000 soldados españoles, se encontraba destacado en Dinamarca bajo bandera francesa por mor del pacto de Fontainebleau. Lo demás, que podéis conocer visitando la página web del Ayuntamiento de Huéscar, o desempolvando los viejos libros de historia de vuestra biblioteca, lo tendréis que descubrir vosotros, pues solamente nos sirve en esta novela para justificar nuestra participación en esa fiesta-recreación del pueblo granadino.
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El otro personaje en cuestión es Santos, Santillos como algunos le llaman en Huéscar, un impresor de la localidad, amigo del concejal, y partícipe de la idea y del ambicioso proyecto. Lo cierto es que las palabras y el ímpetu de ambos nos ilusionaron, comprometiéndonos a visitarles al día siguiente in situ en el lugar de los hechos. Manda cojones donde estaba el pueblo. A más de 150 kilómetros por una sinuosa carretera que incluía pueblos como Úbeda, Jódar, Huesa, Hinojares, Pozo Alcón, Cebas, Las Cañadas, Castrill, Fátima y Puente Duda. Por cierto, cuando alcanzamos Fátima alguno pensó, por la lejanía y por lo desconocido del recorrido, por el cual nunca habíamos transitado en nuestras vidas, que alejándonos por equívoco de la ruta, habíamos aparecido en el conocido pueblo de Portugal donde la Virgen se les apareció a unos niños pastores. Decidimos fotografiarnos junto al cartel de salida de la población para inmortalizar lo que podría ser una aducción de seres extraordinarios en la Tierra.
Antes, en nuestro vagar por las estepas del nordeste de Jaén, descubrimos a lo lejos el embalse de Doña Aldonza, o el mismo embalse de la Bolera en la A-326, donde fue obligado efectuar una parada sustraídos por la belleza del entorno. Siguiendo la ruta descubrimos el embalse del río Castrill, próximo a la localidad del mismo nombre. Al norte, en la lejanía, nos queda El Tranco, al Sur la enormidad del Negratín.
Entre las poblaciones de la Puebla de Don Fadrique y de Galera se ubica Huéscar, la Ciudad de la Paz, por el acontecimiento histórico que mantuvo enfrentados, sin sangre, sin lucha, y sin que ambas partes lo supieran, a la población oscense con el reino de Dinamarca, por el bando que el 11 de noviembre de 1.809, el Ayuntamiento de Huéscar, a petición de los partidarios de Felipe VII, El Deseado y más tarde odiado rey borbón, proclamaron desde el balcón del Consistorio Municipal. El 11 de noviembre de 1.981, después de 172 empolvados años, se firmó con el reino de Dinamarca la paz a una contienda noble y sin derramamientos de sangre, pero olvidada, con asistencia del propio embajador en España de Dinamarca. Desde entonces se le llama a Huéscar “el pueblo de la paz”, habiendo sido reconocido por la Unión Europea con variadas distinciones en ese sentido.
Desde nuestra llegada a la población, Troyano, Rafael Serrano y yo mismo nos sentimos envueltos en una atmósfera de sosiego y tranquilidad, como si el tiempo, en un caluroso día de julio, se hubiera detenido a reposar del estío, refugiándose entre las sombras de sus majestuosos monumentos. Tras un viaje de más de dos horas, con parada para tomar café en Huesa, nuestros cuerpos y nuestra mente pedían disfrutar del destino. Nos maravilló la estructura uniforme de la plaza del Ayuntamiento, con un señorial Palacio Municipal que se dignaron mostrarnos. En una parte de la plaza descubrimos una casa de excelentes proporciones, de estilo modernista, que nos sugirió la mano de Gaudí. Nos explicaron nuestros cicerones que se trataba de la Casa de los Penalba; la Colegiata de Santa María La Mayor, del siglo XVI, semejante a una catedral, y probablemente concebida como tal.
Tras más de cuatro horas en la villa nos despedimos de nuestros amigos y partimos rumbo a Bailén por la Autovía de Murcia en dirección a Baza, Guadix y tomando la desviación de Darro, dejando a un lado Granada y donde dimos buena cuenta de un bocadillo de lomo con pimientos fritos; Iznalloz y Campillo de Arenas. Sobrepasamos el cruce de Cambil, pueblo de mis antepasados, donde nació mi padre. Más tarde rozamos por la autovía la ciudad de Jaén, Mengíbar y Bailén, arribando en torno a las 3 de la madrugada.
A partir de dicho día fueron continuos los contactos telefónicos y por correo electrónico entre Santos, Manuel García y Begoña, técnico en el Ayuntamiento de Huéscar, para conseguir culminar con éxito los actos del Bicentenario de la Declaración de Guerra a Dinamarca, incluida una nueva visita del concejal y de dos responsables de asociaciones culturales de la villa granadina, comprometidos a que los ciudadanos oscenses participaran en las fiestas ataviados con ropa de principios del siglo XIX. Nuestra mayor sorpresa, principalmente, cuando llegamos el sábado 22 de agosto a la localidad, fue la alta participación de elementos populares, tanto en el desfile de las culturas como en la escaramuza que recreamos. Fusilamientos de la población civil por parte de las tropas napoleónicas, donde estaba encuadrado el ejército danés. Ataques y contraataques, simulando los distintos acontecimientos que, a buen seguro, ocurrieron en aquella época entre la nación española y las fuerzas invasoras del por entonces emperador Napoleón.
Luis de la Carrasca, el cantaor flamenco natural de Huéscar tuvo el honor de efectuar un disparo de la artillería española ubicada junto a la Iglesia de Santiago, al igual que una voluntaria española, que hizo las veces de Agustina de Aragón. Saltaron algunos cristales de las viviendas colindantes a la patrulla francesa, con leves movimientos de sus estructuras, incluidos tejados. El propio teniente alcalde Manuel García Domínguez puso mecha a un disparo de la artillería danesa. El capitán danés Troyano, con sus reducidas fuerzas, mantuvo a raya a los alterados guerrilleros/as y bandoleros/as, entre los que se encontraba el bandido José de Almansa y Moslada, y el palleter valenciano.
Al mediodía nos topamos de bruces con el periodista televisivo Manolo Jiménez, al que le une un vehículo de amor con Huéscar -investigar, como hicimos nosotros en su biografía, no seáis vagos-, que nos obsequió con su amistad y nos ilustró sobre el nuevo libro que tiene entregado a la editorial sobre investigaciones policiales. Os recuerdo que Manuel es comisario de la policía nacional, de la que fue portavoz durante bastantes años.
Otro amigo que allí hicimos fue un periodista de Canal Sur, antes del periódico Ideal, premiado un día antes por su contribución al estudio del Bicentenario, del que aún ando buscando la tarjeta personal que me entregó para contactar con él, quien en todo momento nos abrió su corazón y su amistad. A través del común amigo Andrés Cárdenas Muñoz, nos hemos comprometido a mantener el oportuno contacto.
Para nuestra sorpresa, agradable por cierto, nos ofrecieron a un grupo reducido que arribamos a la ciudad antes que el resto de la expedición, un alojamiento rural en las Cuevas de Fuencaliente.

Tras acomodarnos en la cueva, que ofrece todo tipo de comodidades, incluida televisión, nos desplazamos hasta la poza de Fuencaliente, distante apenas un kilómetro, a almorzar, regalándonos un baño en sus frías y estimulantes aguas naturales. A falta de bañador, que olvidamos, tuvimos que bañarnos en calzoncillos, que simulaban trajes de baño.

Tras una copiosa comida de platos de la zona, retornamos a la cueva, nos vestimos con nuestros trajes de la artillería real de 1.808, de los Tercios de Texas, del Regimiento de Suizos número 3 de Reding, y acto seguido, como avanzadilla, fuimos a encontrarnos con el resto de las tropas procedentes de Bailén que viajaban a lomos de las diligencias de la época. Tras un calvario con la benemérita por el asunto de los permisos, guías de armas y pólvora, y resuelto el problema -que en realidad nunca lo fue- se inició el Desfile de las Culturas, en el que marcharon una comparsa de vikingos simbolizando la imagen que de los daneses tiene el acervo oscense, autoridades, entre las que se contaba nuestro colaborador Eufrasio Pérez Navío recreando al gobernador de Nuevo México, Rodríguez Cubero, escoltado por el joven cadete del Tercio de Texas Nico Ozáez.

Una legión de romanos y vestales romanas, procedentes de Cartagena de Murcia y otra de cartaginenses, además de los cruzados de Caravaca. Un grupo de ecuatorianos ondeando la bandera de su país y una nutrida representación de personajes de la época napoleónica con trajes populares, que desfilaban intercalados entre las tropas francesas/danesas y las fuerzas españolas, ambas con un cañón de artillería de 8 y 7,5 milímetros de boca de disparo.

Más de veinte mil personas congregadas durante el desfile, incluida la plaza del Ayuntamiento, que se encontraba totalmente abarrotada de público y que aplaudían al paso de las distintas delegaciones. Toda una fiesta para los sentidos.
Luego la lectura de la Declaración de Guerra desde el balcón consistorial a cargo de nuestro amigo Manuel García, ataviado con traje de la época y redecilla para el cabello, vivas y gritos a favor de la nación española y un disparo al aire del patriota bandolero José de Almansa. Y las tropas se replegaron hacia sus acuartelamientos, iniciando una contienda que enfrentaba al Regimiento La Reina de Bailén, mandada por el teniente Paco Linares, apoyado por el Regimiento Jaén y la artillería de Reding al mando del teniente Ozáez y el sargento Faustino Soriano,

contra el ejército imperial en el que formaba tanto la artillería del capitán Troyano como el Regimiento mercenario Suizo de Reding nº 3 a cargo del capitán John Valera. A ellos se le opuso en un principio el valeroso populacho, representando la oposición del pueblo español a la ocupación francesa y de sus aliados europeos.
Repliegue hasta el Ayuntamiento y lectura del Manifiesto por la Paz que firmaban las delegaciones oscenses –España- y el representante de Dinamarca. Ante la atónita mirada de los legionarios romanos y cartaginenses, se procedió a la imposición de la medalla de Huéscar a las tropas participantes en la escaramuza, incluido el populacho de época, así como placas y diplomas a todos los grupos participantes, sin excepción. Los soldados de Bailén entregaron las medallas del Bicentenario de la Batalla de Bailén a la Corporación de Huéscar, y otros presentes al representante de Dinamarca y al teniente de alcalde Manuel García por su colaboración y actitud para con los grupos bailenenses.

Finalizado el acto se cenó a rancho en un cercano restaurante, donde departimos como auténticos amigos todos los participantes, entremezclados los uniformes y las épocas, las nacionalidades y los sentimientos.

Al final, las tropas de Bailén marcharon hacia sus diligencias y el resto, en multitud, procesionaron hasta la cercana verbena popular donde varias orquestas amenizaron la velada entre copa y copa, entre abrazos y palabras susurradas. Las tarjetas y los móviles se intercambiaban entre la gente del lugar y los visitantes, quedando todos en que muy pronto volveríamos a reencontrarnos, bien en Huéscar, bien en Bailén o en Cartagena, para continuar aquella conversación que dejamos inacabada entre las canciones de Pink Floyd y de Maná.
Por Manolo Ozáez. Agosto de 2009.
miércoles, 19 de agosto de 2009
¡ANDA, LA CARTERA!
lunes, 17 de agosto de 2009
BICENTENARIO DE LA BATALLA DE TALAVERA. Viaje iniciático
El sábado 27 de junio nos reuníamos en la puerta del Cuartel de Artillería de Bailén, próximo al Polideportivo 19 de Julio y frente a la piscina de los Hermanos Criado, Miguel Ángel Perea, Fati Soriano, Kini, Nico Ozáez y yo. El primer escuadrón había partido al mediodía del viernes en dirección a Talavera de la Reina, Toledo, con la misión de solventar la logística del grupo. Antes de partir tuvimos que esperar la incorporación del soldado del Regimiento Suizo de Reding, Quini, que como siempre, tuvo una feroz escaramuza con las sábanas de su cama.
Con los carros preparados de vituallas y de vestimentas, nos dirigimos en dirección al Instituto María Bellido, atendiendo la súplica del artillero Miguel Ángel Perea, para desearle suerte a sus alumnos del Centro de Adultos de Baños de la Encina, en sus exámenes de graduación de la E.S.O. O al menos e.s.o nos dijo a nosotros.
Enganchamos el remolque con los dos cañones de calibres 8 y 7,5 milímetros respectivamente, y enfilamos la A-4 en dirección a Madridejos, haciendo una breve parada para surtir de carburante al medio de transporte, e inyectar aire en las cubiertas.

Salimos de Bailén sobre las 9,15 de la mañana, cruzando Guarromán, Carboneros, La Carolina, Navas de Tolosa y Santa Elena, para adentrarnos en el corazón de Despeñaperros. Parada en el Restaurante Casa Pepe para reponer energías con tostadas de aceite y café. A nuestro alrededor el ambiente caduco de una época pasada y gracias a Dios olvidada. A pesar de lo que algunos se creen, este santuario al franquismo no deja de ser una suerte de marketing que funciona por lo que significa de museo de nuestra historia reciente, amén de que una legión de extraordinarios productos gastronómicos y caldos, se dan cita en sus repletas estanterías. En esta abrupta serranía, en el municipio de Venta de Cárdenas, a mitad de camino del Restaurante Casa Pepe y el Restaurante La Teja, el Regimiento del General Reding inauguramos en el año 2008 un monolito en honor a los héroes caidos, por uno y otro bando, en los desfiladeros de Despeñaperros, defendiendo cada uno su idea de libertad y de ilustración. A todos, sin excepción, los honramos en aquella efemérides.
Continuamos por la senda de la A-4, antaño llamada Nacional 4ª, superando las poblaciones manchegas de Almuradiel, Santa Cruz de Mudela y Consolación, todas ellas en los márgenes de la gran vía de asfalto. Más tarde Manzanares, los Llanos del ..., Villarta de San Juan y Puerto Lápice. La calor de este mes de junio comenzaba a dejarse notar en las tierras manchegas. Poco antes de culminar la población de Madridejos giramos hacia la izquierda, tomando la autovía CM420 con dirección a Toledo. A nuestra izquierda la villa de Consuegra, exhibiendo sus lomas sobre las que se asienta un vistoso castillo medieval asentado sobre anteriores construcciones romas y árabes, y múltiples molinos en el Cerro Calderico, como los que describiera Cervantes en el Ingenioso Hidalgo Don Quijote. Salpicada la región por infinidad de molinos -recuerdo en esos momentos el episodio de Francisquete en Camuñas, y a nuestro amigo el armero Julio, que tan gentilmente nos ha atendido siempre-.

La ruta nos va descubriendo pequeñas y en ocasiones extensas poblaciones, como Casas del Mayorazgo, Garoces y Manzaneque, Mora o Mascaraque, sorprendiéndonos sobremanera la impresionante belleza del Castillo de Almonacid de Toledo, sobre una loma que esconde el pueblo a los viajeros. Se presume el castillo de origen árabe, aunque con vestigios romanos. La leyenda cuenta que lo tomó el Cid, denominándolo Almonas del Cid, que con el tiempo se convirtió fonéticamente en Almonacid.
( Continuará ...
RECREACIÓN DE TALAVERA DE LA REINA. Viaje iniciático. 2º parte.

…como siempre el Kini la lió. Revestido con pantalones militares de camuflaje, camisa ajustada -que digo ajustada, ajustadísima-, derramando las obviedades por las cornisas del torso y togado con gorra de cazador cazado, fue apoltronarse en la monovolumen Seat Alhambra y se durmió como un lirón. El tiempo y la vida transcurría s su alrededor sin que se enterara ni un ápice de lo que iba la historia. Nico, copilotando, encontró entretenimiento fotografiando a algunos vehículos que sobrepasábamos a 131 km/h. escasos para evitar los flashes de la beremérita, que dirían en mi pueblo.
Miguel Ángel “el monje”, el sargento Fati flanqueaban al durmiente Kini mientras el paisaje nos sugería la aventura de un iniciático viaje que se presumía complejo, pero nunca aburrido. Surcamos la A4 en dirección a Talavera. Cruzamos Guarromán, La Carolina y Santa Elena, pertenecientes a las Nuevas Poblaciones que creara el intendente Pablo de Olavide por expreso deseo de Carlos III. Este episodio se recrea en Guarromán bajo la batuta de nuestro amigo José María Suárez Gallego, Cronista Oficial de la Villa. Atravesamos Despeñaperros donde se yerguen los pilares de lo que será la nueva Autovía que una La Mancha con Andalucía y que tanto quebraderos de cabeza dieron en su día a las tropas napoleónicas de Dupont y Sebastiani. En Venta de Cárdenas, hace un año, la Asociación Histórico Cultural General Reding, en colaboración con otra Asociación Cultural local inauguramos un monolito que honra a los caídos en el Paso de Despeñaperros en nuestra Guerra de la Independencia, inmortalizando las continuas gestas que allí se dieron y de camino recordarnos los errores cometidos por los pueblos, que resolvían sus diferencias con aterradoras masacres, hoy por fin superadas en Europa.
Luego Almuradiel, el Viso del Marqués, Santa Cruz de Mudela, Membrilla y Los Llanos –de no sé quien-. El Kini seguía soñando con el relincho de su yegua. Villarta de San Juan, Puerto Lápice y a la altura de Madridejos dejamos la A4 tomando por Consuegra y asomándonos a los molinos de Manzaneque, a Mora, Almonacid con su desafiante fortaleza hasta Toledo por la CM-42, dejándose ver la esbeltez de su Alcázar, impertérrito, testigo de cientos de acontecimientos. Hoy, por desgracia, solo recordamos la toma republicana de la fortaleza defendida por el General Moscardó, en el marco de nuestra Guerra Civil, obviando los hechos históricos y a las distintas culturas que hollaron sus piedras a lo largo de los siglos. Encaminamos la Seat en la ruta hacia el oeste peninsular por las poblaciones de La Puebla de Montalbán y el Carpio de Tajo hacia el pueblo de Álvaro Bautista.
Los caballos pastaban por las sendas próximas a Talavera. La Sierras de San Vicente y de La Jara se dejaban ver en el horizonte. El destino era visible, enmarcado entre la vegetación de monte bajo de la zona, encinares, robledales, enebros, castaños, pinares y jaras, además de algunos ejemplares de olivos. Distinta a la sequedad que habíamos disfrutado en el resto del trayecto. Molinos, atalayas y castillos jalonaban nuestra ruta hacia Talavera de la Reina, más alejada de Bailén de lo que en un principio habíamos supuesto. En total habíamos dedicado más de tres intensas horas de un día de junio a serpentear por la geografía española, alcanzando el pabellón de ferias donde nos alojaríamos sobre las 13,15 horas. Resuelta la intendencia dedicamos un buen rato a saludar a los compañeros recreantes de la Asociación Dos de Mayo y de los Desastres de la Guerra, de la hermana ciudad de Móstoles; coincidimos con Manolo Ruibal, nuestro amigo de Pontevedra que se acababa de proclamar subcampeón de España de tiro con arma de avancarga -otros años obtuvo el Campeonato-.
Agotados por el largo desfile que acababan de celebrar por la ciudad, nuestros amigos malagueños del Regimiento nº 3 de Suizos de Reding, al mando del capitán John Valera, nos saludaron efusivamente; al igual que los Voluntarios de Madrid, los maños del Regimiento de Luis Sorando; los bailenenses del Regimiento de La Reina, de la Asociación Voluntarios de la Batalla de Bailén; los leoneses de Arsenio y Héctor Zumeta, los húsares de Iberia de Demetrio; y los incombustibles amigos de La Albuera que están en todos los fregaos, incluido el compañero que representa al General Castaños en la extraordinaria obra de teatro que todos los años se recrea en la ciudad pacense con motivo de sus Fiestas en torno al aniversario de la sangrienta Batalla de La Albuera que enfrentó a los aliados ingleses, españoles y portugueses, al mando de mariscal británico Sir William Beresford y los generales españoles Francisco Javier Castaños y Joaquín Blake contra el ejército napoleónico comandado por el general Soult.
Etc. Etc. Etc. Pues es difícil acordarse de todos los participantes.
Perdón por el olvido nunca intencionado.
Nos recibió un amable concejal de cultura que no nos abandonó ni en un solo momento, agradeciéndonos en la comida nuestra presencia. A la tarde, por las inmediaciones de las ruinas de las murallas de la ciudad, recreamos con bastante fastuosidad el acontecimiento ocurrido en 1.809 y en el que perdieron la vida tantos y tan buenos hombres de nuestra vieja Europa.
A nuestra pieza de artillería se incorporaron dos hermanos gallegos de la Asociación The Royal Green Jackets, el excelente artificiero Carlos Brea Eiroa, coordinador de la Batalla de Elviña en A Coruña, y nuestro amigo “el doctor”. Como siempre cumplieron con pulcra fidelidad su cometido, siendo felicitados por el oficial al mando, el teniente Manuel Ozáez. Algunos artilleros decidieron apoyar a la infantería ligera y tomando los mosquetes se incorporaron a la vanguardia. Por cierto, tuvimos que formar parte del contingente francés que luchó en la Batalla de Talavera de la Reina, comandado por el general Victor y con la presencia del propio rey usurpador José I, hermano de Napoleón, y los generales Sebastiani, Jourdan y Soult que se encontraba de camino desde la cercana Salamanca.
Sin comentarios.
(Continuará en el próximo capítulo….
BATALLA DE TALAVERA DE LA REINA. 3ª Parte

En el Pabellón de Ferias de Talavera tuvimos que andar listos para coger camas, aunque el asunto de los colchones fue más complicado, teniendo que dormir sobre duras colchonetas de gimnasia, y sin almohadas, lo que a decir verdad no supuso ningún problema, pues a las 3,30 de la madrugada, cuando nos acostamos, los cuerpos pedían reposo y no lujos. Sobre la nave del pabellón donde nos alojábamos los grupos de recreación, que a la vez servía de restaurante y catering donde se nos sirvieron las comidas, por la noche funcionaba a pleno rendimiento una terraza-disco-pub de verano, formando parte de un complejo deportivo enorme que incluía las instalaciones de las piscinas municipales y zonas deportivas.
La discoteca al aire libre asemejaba un desfile de modelos, pues las chicas talaveranas, de una belleza extraordinaria, rivalizaban en atuendos, peinados, morenos cutis de solárium, entre ellas. En número muy superior a los chicos, exhibían sus calidades humanas como si de un concurso de mises se tratara. De las 11 de la noche a las 2 de la madrugada predominaban las tribus de 17 a 22 años. A partir de las 2, paulatinamente, se iba sustituyendo por otros grupos de más edad, pero no menos estéticos. La organización de los actos de recreación tuvo la gentileza de facilitarnos libre acceso a todas las instalaciones municipales, incluida piscina y discoteca, por lo que es justo agradecerlo desde esta tribuna y felicitarles por la organización de los eventos.
La representación de la Batalla de Talavera de la Reina, que cumplía su bicentenario, resultó de una plasticidad sobresaliente.
Cañones de artillería, uniformidad reglamentaria de la época napoleónica, disparos de mosquetes, olor intenso a pólvora, chispotes de brasas encendidos.
Y todo ello en el marco antiguo de la ciudad talaverana, junto a sus reconstruidas murallas y su infinidad de parques y alamedas, bien surtidas de estanques y arboleda. Además, el acto del sábado se postergó a la noche para evitar las inclemencias del sofocante inicio del verano. En el del domingo, celebrado en La Alameda, se eligió un extenso paraje surcado de árboles que amortiguaban el rigor del estío, y el apoyo de infinidad de voluntarios que suministraban agua, acuarium y cocacolas a los sufridos actores.
No obstante, tuvimos que cargar el cañón sobre el remolque bajo un fuerte aguacero que nos pilló de improviso. Son los gajes del oficio de artillero, diría el Fati. Y, tras despedirnos de los amigos que allí dejamos, con las pilas recargadas giramos en dirección a Bailén, surcando el mismo camino en dirección contraria, hasta la próxima Recreación de La Coruña el último fin de semana de julio y principios de agosto.
TRES MICRO-RELATOS DE DAVID CASTILLEJO
Hoy tocan algunos micro-relatos creativos, aquellos en los que escojo al azar algunas palabras y trato que un párrafo se configure una pequeña historia con final abierto para que el lector imagine el resto. Así os hago trabajar un poco la imaginación. Y por otra parte descansamos un poco de la poesía al menos hasta la siguiente entrada o hasta vete a saber cuándo. No me olvido que tengo en tareas pendientes colgar un relato auténtico; pero de los que tengo escritos no me convence ninguno y los que me llegaron a convencer, son de uso privado por las personas que los recibieron como dedicatoria especial. Así que tendré que ponerme alguna tarde a escribir medianamente en serio…
Hoy las palabras han salido respectivamente para cada mini-cuento, del Código Penal -quimera, obligación, sujeto y libertad- y de dos novelas: “Los pilares de la tierra” -posibilidad, fachada, rodillas y ensalmo- y “Los cazadores de mamuts”-compañero, negro, satírico y polo-. Para que luego digan que la inspiración no se puede encontrar en cualquier parte. Espero entreteneros unos minutos y hacer que os evadáis momentáneamente de todo lo que os rodea.