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viernes, 5 de marzo de 2010

Publicado en COPE JAEN el 5 de marzo de 2010, Por Manolo Ozáez

Buenos días tenga usted. Probablemente sea uno de los pocos andaluces que no haya disfrutado de vacaciones en este puente del Día de Andalucía a tenor de lo visto por estas latitudes. Mi amigo Miguel Ángel se largó a Cartagena, dejándome huérfano de nuestras habituales sesiones literarias, mis hermanos y madres se repartieron por Almería y Málaga, los empleados en hoteles de costa y viviendas rurales de interior. Mis suegros, no te lo pierdas, en Londres. Resulta que todo mi entorno se largó huyendo, al parecer de los efectos de la crisis, lo cual me resulta irónico, pues se trata de una huída hacia adelante y no un retroceso. Y es que se nos llena la boca de palabras y conceptos nuevos cuando hablamos de necesidades económicas, de situaciones límite, de la falta de trabajo, de hogares rotos. Pero hay otro mundo detrás de esas visibles cortinas, cuales son los funcionarios, al parecer no afectados por los problemas del mundo mundial, los pensionistas y jubilados, los ahorrativos y previsores, los trabajadores fijos, los políticos, los ejecutivos, algunos empresarios que subsisten contra corriente, y aquellos que viven al margen de la humanidad en sus caparazones de acero. Solo es un ejemplo, pero podríamos mostraros cientos.

Ahora, más que nunca, estoy convencido de que el mundo está mal repartido, que los bienes, antes abundantes, y al parecer hoy escasos, siguen distribuidos de forma aleatoria y barriobajera. Si no, como es posible las situaciones que vivimos de extrema necesidad por un lado, enfrentadas a aquellas otras de opulencia. Se hacen necesarias políticas sociales desde los mismos Ayuntamientos hasta el Estado, pero también actos y actitudes de las personas, comprometiéndose con el vecino y el amigo, ayudando si pedir nada a cambio, compartiendo. Si así fuera, os aseguro que el problema lo veríamos con otra perspectiva, sin el dramatismo con que hoy se nos presenta. Caso contrario pongámonos la mano en el corazón y comprobemos si aún late o si permanece en silencio.

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