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sábado, 1 de agosto de 2020

fotografía de artículo de IGNACIO RUIZ para DIARIO JAÉN y texto de Manolo Ozáez

Ignacio Ruiz es amigo mío. Lo conozco desde... creo... finales de los años 70. En ocasiones leo sus colaboraciones en el Diario Jaén. Sabía de su afición por la literatura, al igual que su hermana, que colaboró con el Grupo de Poetas El Olivo y en particular con Rafael Lizcano.
He leído y releído el artículo de ayer viernes y, sinceramente, no he podido sustraerme a subirlo al blog de BAILÉN INFORMATIVO y al mio particular de "NUNCA SUPIERON DE QUÉ GUERRA SE TRATABA".

Los motivos son obvios... al menos para mí son obvios: como he dicho, mantengo una amistad, aunque no diaria, con Ignacio, cuya profesión, que cita en el artículo es empleado de MAPFRE, en concreto perito tasador. Comenzó en el año 1987 en la empresa -yo comencé en el año 1987 mi periplo profesional como delegado de MAPFRE para Bailén, igual año que Ignacio, ese dato de coincidencia en el año lo desconocía-.

Así que ya son, al menos cuatro coincidencias, si no se me ha olvidado contar: nuestra vieja amistad -anterior a su incorporación a la aseguradora-, el año de ingreso en la entidad, la misma aseguradora en ambos, y nuestra pasión por la literatura.

Creo que esos ingredientes, suficientemente bien agitados... no mezclados... analizados... no discutidos... permiten elaborar el oloroso guiso de "toda una vida" al servicio de una empresa, pero también al servicio de los demás... no solo a nosotros mismos en la búsqueda de nuestras habichuelas... resolviendo problemas que se le presentan al ciudadano día a día... con la satisfacción que produce el deber cumplido, la resolución de un problema de alguien -en ocasiones desconocido- a quien le hemos dibujado una sonrisa en el rostro.

Ignacio Ruiz ha sido de esos, me consta. En honor a la verdad, tengo que reconocer que en nuestro largo periplo de compañeros en la misma entidad aseguradora, lo habré llamado... para pedirle un favorcillo... tres o cuatro veces... a lo sumo. Igual que a él, que ejercía su magisterio pericial en Jaén, a otro amigo perito, de la zona de Linares, Manolo Caracuel, al que tampoco habré llamado... personalmente... más de cinco o seis veces -seguro que mis empleados bastantes más veces que yo-. Ellos, ambos, han ejercido ese magisterio profesional con las antiguas y doctas enseñanzas de un estilo de hacer empresa, al que denominábamos "mafritis", porque todos, sin excepción, nos identificábamos con la empresa, y nuestro esfuerzo diario iba encaminado a conseguir que alcanzara el número "UNO", del ranking de compañías aseguradoras, hecho que se alcanzó hace varias décadas y en el que la situamos entre todos, pero sobre todo "los de abajo", los que estamos a pie de calle, los que damos la cara, los que tratamos con el público día a día.

Ignacio se ha jubilado. Yo, a muchos amigos que se van jubilando les digo "enhorabuena por tu pase a mejor vida"... y observo que me dedican una cara de circunstancias... no sé porqué... qué es lo que he dicho que suena tan raro: "un pase a mejor vida". ¿Es que el pase a la jubilación, en general, no es un pase a mejor vida?

Eso es lo que yo pensaba, que se cerraba una etapa... profesional... y se abría otra de tranquilidad, sosiego... relajación, largo tiempo añorada. Bueno, luego están las excepciones, aquellos que se hunden psicológicamente porque no superan el hecho de dejar de trabajar, y no encuentran sentido a sus nuevas vidas, bien porque no han desarrollado alternativamente otras actividades de ocio o de ocupación, o bien porque se sienten viejos, cansados, apartados de la sociedad.

Sé que los Ignacios que yo conozco se buscarán la vida con sus otras aficiones: la lectura el cine, los viajes, la familia, la tranquilidad, la observación de los astros, una buena conversación junto a la piscina en el verano o frente a la chimenea en el invierno, la pintura, la decoración, las manualidades, los hijos, los nietos, el deporte, los amigos, las conferencias, el teatro, el estudio de la historia, los largos paseos por los miles de senderos que Jaén nos ofrece, estudiar aquellos que en otro tiempo no pudimos estudiar -como hizo mi amigo el licenciado Antonio Maldonado- ... o, ¿porqué no? yo lo hago como afición y como terapia personal y me va muy bien: la literatura, la creación, escribir un poema, o un artículo, o un ensayo, o una novela.

Felicidades Ignacio por tus años en MAPFRE, por tu jubilación, por tus aficiones y por seguir dando la lata muchos años más... y que yo lo vea, por supuesto (ahora es cuando, figuradamente, te guiño un ojo, en complicidad).

Manolo Ozáez



 Asociación CAECILIA

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