El día amanece
un tanto extraño y con retazos de melancolía. He podido dormir bien, sin
esos nervios que siempre me escoltan la noche anterior. Incluso me
muestro menos irascible con mi mujer y con mi entorno. Nada altera las
horas previas, la palabra iracundo no entra en mi estado de ánimo y no
soy nada susceptible con el desayuno y la comida, los mocos que me salen
de la nariz no me perturban.
Diego Merlo en la edición de la San Antón de 2016, en la que quedó segundo tras liderar prácticamente toda la carrera |
La semana ya venía siendo tranquila, no ha habido masaje
previo, ni unas series que me garantizaran el estado de forma óptimo
para competir. No hay llamadas de la prensa escrita ni de la radio, no
he concedido entrevistas y apenas he salido en los periódicos ni en las
crónicas, todo es tan extraño y desconocido.
La liturgia que me suele acompañar el día de la batalla
también se ha difuminado. No he preparado la ropa con mimo, no he puesto
el dorsal, no he revisado las zapatillas ligeras que hoy deberían
hacerme volar, y el móvil está sumamente tranquilo. Incluso la música es
diferente, me conformo con algo más tranquilo, la música suena de
manera aleatoria. Los habituales temas que me estimulaban las horas
previas ni siquiera están dentro de la lista de reproducción.
Hoy no habrá prisas por llegar a Jaén e intentar aparcar
entra la ingente cantidad de coches, ni habrá café previo, ni charla del
entrenador analizando los puntos estratégicos y momentos claves donde
poder intentar ganar.
Los ánimos de mis padres y de los míos no aparecen, y el
sempiterno beso de mi mujer se diluye con el frió. Mi pequeño duerme
plácidamente ajeno a este hervidero de sentimientos que me asedian.
Hoy es un día triste y atribulado. No estaré en la San
Antón, pero prometo volver y cumplir la promesa que un día me hice a mí y
a mi bebe, cuando en 2014 aun navegaba en el vientre de su mama,
corriendo por las calles de Jaén.
Se que hay que relativizar, pero he optado por quedarme en
casa y empujaros desde el sofá. Una edición mas de la San Anton y no
tomare partido de salida.
Como terapia personal me veo obligado a volcar todo lo que
se me pasa hoy por la cabeza, oye, quien sabe, lo mismo compartimos
pensamientos o ideas con otra persona que esta en nuestra misma
situación.
Disfrutad!!
La madre de Diego Merlo, otra gran competidora |
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