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sábado, 20 de octubre de 2012

Intervención en la Gala de los Premios Caecilia, de Ana Sánchez Molina, PREMIO CAECILIA A LAS LETRAS 2012

        En primer lugar quiero dar las gracias a todos los miembros de la ASOCIACIÓN CAECILIA por haberse fijado en mi a la hora de otorgar su PREMIO A LAS LETRAS 2012. Recibirlo ha sido para mi tan agradable como inesperado. 

                En segundo lugar quiero decir que me siento orgullosa de pasar a formar parte de ese grupo de personas que han recibido este reconocimiento en este apartado de LAS LETRAS. Un apartado que es muy importante en mi vida, ya que escribir, y por supuesto, leer, son dos pasiones a las cuales espero nunca tener que renunciar. Ambas me permiten viajar a lugares inimaginables, vivir aventuras imposibles y crear mundos nuevos regidos por normas dictadas por mi imaginación.

                De modo que muchas gracias, otra vez, por vuestro reconocimiento, y espero que aquellos que lleguéis a leer el libro podáis disfrutar de su lectura tanto como yo disfruté con su escritura.

                En este momento, no puedo dejar de acordarme de mi familia y es a ellos a quienes tengo que agradecerles el haber estado siempre ahí, aguantando mis locuras y fantasías y ayudando a mantener vivo en mí el deseo de escribir. A mi madre, por sus correcciones a la obra y por haber hecho el esfuerzo de leer mi libro no una, sino varias veces, y eso que sé que es un género que no le gusta demasiado. Y a mi padre, porque sin su intrusión en mi carpeta personal y su lectura sin permiso de mis historias cortas, nada de esto hubiese comenzado; porque ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo para sacar adelante este proyecto y porque se ha llegado a convertir en una parte de mí de la que ya no podría prescindir. 

                A ellos y a todos vosotros, muchas gracias por este día tan especial.

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