El fado es la canción triste por antonomasia. Y hoy quiero dedicarle este fado a los amigos portugueses que no paran de llorar. Lloran por las desgracias del mundo, lloran por las injusticias, lloran por las expulsiones injustas, y sobre todo lloran porque jugando de pena y chutando una vez a puerta en todo el partido piensan que se pueden ganar los partidos.
Pues sí yo también firmaré la Beatificación de Mourinho, ya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario