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viernes, 30 de abril de 2010

Un poco más de fútbol, por favor.

Tal vez, Miguel Ángel lleves razón, y el fútbol, al igual que la política en ocasiones, nos haga perder el norte de nuestros objetivos, diviéndonos y fustigándonos.
Nunca me consideré un fanático extremista en mis opiniones, reflexiones y/o pensamientos, menos aún debería de ser en un circo, como es el balompié, donde defendemos unos colores que los propios jugadores no respetan por mor de su profesionalismo, entendible por otra parte, siendo su actividad tan corta. Son ellos los que se tienen que dejar la piel, sudar la camiseta, partirse el pecho, dar el máximo sobre el césped, pues a fin de cuentas cobran suculentas sumas millonarias por ello. ¿Y nosotros qué? Nosotros a pelearnos en los bares, en las oficinas, en la calle, defendiendo unos escudos que a veces ellos mancillan cuando fichan por el eterno enemigo, cuando tras los partidos perdidos se van de copas y cuando no de putas. ¿Y los hinchas qué? Pues dale que te pego discutiendo sobre la jugada dudosa, sobre si era fuera de juego o no, sobre si fue voluntaria o no la mano; debatiendo sobre la violenta entrada de fulanico o de zetanico.
En definitiva, ubicando nuestras posiciones inalterables en función del amor por nuestro equipo y en contra de las afirmaciones del contrario, como ocurre siempre aquí, en el fútbol, y también en la política: triste moraleja para los jóvenes que se inician en este arte de la oratoria deportiva y del fanatismo de unos colores y una historia.
Pero ¡ay!, que siga siendo así por mucho tiempo, pues si no lo fuera, no podríamos estar tú y yo discutiendo por algo, pues ya hace tiempo que no discutiamos con motivo, y así la vida era demasiado aburrido.
Posdata 1: Yo solamente tiré dos cohetes -que caso contrario terminarían caducando- y por indicación de mi hija, hincha del Sevilla y a la que no le iba nada en el envite. Moraleja: siempre hay cerca un menor para echarle la culpa de todo.
Posdata 2: Mi enhorabuena a los seguidores e hinchas del Atlético de Madrid por su clasificación para la final de la Europa Liga tras 24 años persiguiendo sus sueños. Mis sinceras felicitaciones, aunque no piensen así todos los merengones.
El merengón de abril.

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