El talante del general Ramón Serrano Rioja nos lo demostró el año que recibió su homenaje. Sentado a mi lado, "soportó", o escuchó el discurso del premiado a las Letras de ese año, Salvador Jordán, que hizo su alegato contra el militarismo y el antibelicismo ante el general asistente, a lo que no se inmutó. Ante mis disculpas alegándole que no supervisábamos los discursos por respetar la libertad de expresión me respondió que "no había ningún problema", que lo entendía y que nos apoyaba, puesto que debía de ser así.
Con ese talante escuchó las palabras antimilitaristas y antibelicistas de don Salvador Jordán, en el ejercicio de su libertad de expresión, sin inmutarse y sin levantarse de su butaca en la Casa de la Cultura. Por mi parte reconozco que pasé un mal rato. Al tiempo lo comenté con él y nos reíamos de la anécdota, pues quedó en eso, en simple anécdota, una más de las acontecidas en los PREMIOS CAECILIA durante los 25 años que llevamos concediéndolos.
Don Ramón Serrano durante el acto en que fue nombrado Hijo Adoptivo de Bailén
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