UN RECORRIDO VISUAL
POR EL BAILÉN DEL SIGLO PASADO
Habitualmente no nos percatamos de los cambios que
las ciudades, pueblos o paisajes van experimentando con el paso de los años, ya
que solemos verlos a diario, e incluso nosotros mismos formamos parte de esas
evoluciones y transformaciones. Sin embargo, el paso del tiempo no solo nos influye
a nosotros, sino a todo lo que nos rodea.
Por este motivo, cuando nos encontramos con alguna
fotografía antigua, fácilmente no solo nos sorprendemos de cómo ha cambiado
todo, sino que además dicho cambio nos provoca un agradable, y a la vez triste,
sentimiento de nostalgia. Siempre nos agrada volver a recordar cómo era el
aspecto que presentaban aquellas calles y plazas e imaginar cómo era la vida y las
gentes que las habitaban. Ese encanto que solo poseen las fotografías en blanco
y negro, nos muestran escenas de una cotidianidad que, al instante, nos
resultan muy lejanas en el tiempo, aunque en realidad no lo son tanto.
El
pasado año 2019, en este tradicional programa de Fiestas, publiqué la primera
parte de este trabajo al que titulé “Bailén: Un pasado en paralelo”.
Este proyecto fotográfico consistía en realizar un recorrido por algunos
emplazamientos de nuestra localidad a través de una colección de imágenes
inéditas, creando “paralelismos” entre lo antiguo y lo actual para poder
analizar y comparar con todo lujo de detalles la huella que el inexorable paso
del tiempo ha dejado entre nosotros. Esa primera parte estuvo centrada
principalmente en una fecha clave, como fue el 19 de julio de 1962, entre
otros. (Si estás leyendo este artículo, te animo a que antes visualices esa
primera parte).
Por
lo tanto, me gustaría que este material gráfico sirva para recordar aquellos
emplazamientos que guardaban ese encanto y sabor de pueblo manchego-andaluz que
las décadas se han encargado de eliminar con furia; o si se es algo más joven,
conocer el Bailén en el que vivieron nuestros padres y abuelos, tan irreconocible
en la actualidad.
Comenzamos
este fascinante viaje con una ruta por algunas de las calles y plazas con la
apariencia que guardaban aproximadamente en los años 50 del siglo pasado. En
esta primera comparativa podemos apreciar el antes y el después de la calle
Baños. Calle de casas bajas y encaladas que en nada se asemeja a la actual
realidad, la cual ha roto por completo toda la armonía estética y la
uniformidad de sus fachadas. Aún hoy podemos apreciar parte de la casa de la
derecha, que todavía conserva la esquina de piedra casi intacta. Una buena
actuación por parte del Ayuntamiento podría ser la realización de algún mural
en esta zona, en la línea de los tantos que, con tanto acierto, se están
realizando en los últimos años, así como un renovado equipamiento urbano (nuevo
acerado, alumbrado y arbolado). Una intervención integral muy necesaria que hermosearía
toda la zona.
En
esta segunda parada y prácticamente unida a la calle Baños, podemos apreciar el
aspecto que presentaba la actualmente denominada calle José Marín Acuña,
una de las salidas hacia Linares, con la misma apariencia que la anterior.
Algunas casas aún conservan parte de su fisonomía original. Destacar el detalle
de los excrementos animales, que nos recuerdan el uso de animales de tiro como
mulos, burros o caballos que aún se utilizaban predominantemente en esos años.
Esta
tercera fotografía muestra la actual calle Doctor Fleming desde la zona
más alta. En la actualidad nada queda de lo que podemos apreciar en la
fotografía de la izquierda salvo el número 12 de la calle; una casa que destaca
en magnitud y altura sobre el resto y que actualmente conserva a la perfección
su aspecto original.
Siguiendo
nuestro recorrido, hacemos la cuarta parada para detenernos y recordar la calle
Conde de Torreanaz. Calle céntrica que, tanto en el pasado como en el
presente, fue y es núcleo de servicios públicos. En la acera derecha de la
fotografía izquierda, podemos apreciar el mástil de lo que fue el cuartel de la
Guardia Civil (actualmente es uno de los laterales del Ayuntamiento), al fondo
se divisan los árboles de la plaza de José Antonio (actualmente plaza de la
Constitución). En la acera izquierda, en primer término, vemos la casa y el
rótulo de Correos y Telégrafos y siguiendo la vista hacia adelante, nos
encontramos una fachada decorada con dos faroles, la cual correspondía al Cine
España, que antes de ser el cine-teatro de invierno que se conserva en la
actualidad, lo fue de verano, al aire libre.
Deteniéndonos
en esta parcela, muy pocos bailenenses sabrán que, tras el actual cine, se
encuentra uno de los mayores tesoros ocultos del municipio, como son los restos
del siglo VII de la iglesia-fortaleza de San Andrés, epicentro del antiguo
castillo de Bailén. Sería una muy buena noticia para nuestro municipio que se
llegara a un acuerdo entre propietarios y Ayuntamiento para que dicho solar
pasara a ser de titularidad pública, con el objetivo de albergar en el futuro
una zona verde que dejase al descubierto los restos de nuestro castillo, para
uso y disfrute tanto de bailenenses como de los visitantes que ello generaría.
Continuando
este paseo, nos detenemos ahora frente a la plaza del Ayuntamiento. En ambas
fotografías, correspondientes a los años 50-60, nos encontramos ya con el
aspecto que, tras numerosas intervenciones, presenta el actual edificio, eso
sí, antes de las obras del parking, que acabaron por completo con el encanto y
la identidad de esta plaza. Sobre la ventana principal, se aprecia un letrero
en el que puede leerse “Casa Consistorial”. Podemos agradecer que, al menos, la
fuente del obelisco no desapareciera. En la actualidad se encuentra instalada dentro
del nuevo parque Europa, en una de las entradas de Bailén. Esperemos que muy
pronto esta fuente vuelva a cobrar la vida y el esplendor que nunca debió
perder.
Otra
de nuestras fotografías para el recuerdo son estas dos imágenes que muestran la
calle Nuestro Padre Jesús, conocida popularmente como “las escalericas”.
Aún hoy se conserva alguna fachada original. Esta calle conectaba, al igual que
en la actualidad, la plaza del Ayuntamiento con la plaza del Mercado. La
siguiente imagen se trata de una de las pocas fotografías que han llegado a
nuestras manos en la que puede verse parte del primitivo edificio del mercado
de abastos.
La
primera de las fotografías muestra la por entonces calle Queipo de Llano (hoy acertadamente
denominada calle García Lorca). En ella se encuentra la enorme cabecera
de la parroquia, así como la entrada a la zona norte de su atrio. Llama la
atención el habitáculo de pequeñas dimensiones contiguo a la cabecera (junto al
altar mayor del templo), que en estos años aún se mantenía en pie. Tal vez
fuera ese el lugar que ocupaba la primitiva sacristía del edificio hasta que
siglos más tarde se construyera la actual.
La
siguiente imagen, ya en la calle Iglesia, muestra una vista idílica de
la fachada sur del edificio. En ella resalta la pequeña espadaña anexa al
cuerpo de campanas, posiblemente la encargada de tocar las campanadas del gran
reloj de péndulos que se situaba justo en esa zona superior del campanario,
como muy bien dejó constancia gráfica un famoso pintor sueco, Egron Lundgren,
que en el siglo XIX se hospedó en Bailén en uno de sus viajes hacia Granada.
Seguimos
nuestro recorrido visual de paralelos y, hacia el final de la calle Iglesia, llegamos
a la calle Sevilla, una de nuestras arterias principales. La importancia
geográfica que siempre ha tenido Bailén, también se ve reflejada en esta calle.
En primer lugar, asistimos a la creación del Camino Real de Andalucía, más
tarde al Circuito Nacional de Firmes Especiales (CNFE), creado bajo el gobierno
de Primo de Rivera en 1926 con el objetivo de promover el empleo y dar
respuesta a un tráfico rodado más moderno que poco a poco requería de mejoras en
las infraestructuras. Paralelamente a esas obras de modernización de esta
primitiva carretera, asistiremos a la expansión de la población y al nacimiento
de numerosos servicios como gasolineras, casas de postas, posadas, hoteles, hostales,
ventas, fábricas, etc.
El
nacimiento del CNFE tuvo su contrapartida en la creación del Patronato Nacional
de Turismo, dando lugar a la red de Albergues de carretera para automovilistas,
germen de la posterior red hotelera de Paradores Nacionales. Tanto uno como
otro, como veremos posteriormente, eligieron Bailén para instalarse, convirtiendo
así a la hostelería en uno de los tres principales motores económicos de
nuestra localidad. Pero tanto desarrollo tendría que equilibrarse con algún factor
negativo. La progresiva mejora de las carreteras, unida al desarrollo
tecnológico del automóvil que ofrecía mayor comodidad y libertad de
desplazamiento frente al ferrocarril, provocó el cierre de líneas de trenes a
partir de los años 50, entre ellas la línea Linares-Puente Genil que contaba con
estación propia en Bailén.
En
ambas fotografías podemos observar la calle totalmente adoquinada, de la misma
manera que aún hoy se conserva parte de la calle Moredal. La zona que aparece
en estas dos últimas fotografías, según Pepe Perea, era conocida como “La
Redonda”, en la que puede apreciarse perfectamente la casa de “la Margarina” (extractora
de aceite de orujo) y la fábrica de aceite de oliva, conocida como “de la viuda
de Serrano”. A pesar de todo, este valiosísimo patrimonio de nuestro pasado más
reciente no está del todo perdido, pues aún hoy, bajo el asfalto, se conserva
este adoquinado prácticamente íntegro. De hecho, hay zonas en las que el
excesivo tráfico lo ha dejado al descubierto, incluso se dejó ver en las
últimas obras de la calle para la construcción de los nuevos badenes
limitadores de velocidad. Qué buena noticia sería, si nuestro Ayuntamiento propusiera
la recuperación de este bien patrimonial y la restauración del aspecto de calle
empedrada que tuvo antaño, al menos desde la calle Madrid hasta la plaza de Las
Cigüeñas… A continuación, para completar esta información, podemos examinar
otras cuatro fotografías inéditas de la calle Sevilla desde diferentes
perspectivas:
Continuamos
por nuestro particular trayecto y nos situamos ahora en la misma calle Sevilla,
pero esta vez en la confluencia entre las calles Sebastián Elcano y
Avenida de Málaga (actual Avenida del Parador), en lo que popularmente
se conoce como cruce de Cuatro Caminos. Como vemos a simple vista, el desarrollo
urbano ha transformado por completo esta zona de tanta afluencia en nuestra
vida diaria. Tan solo ha quedado como vestigio de esta época las tres casas de
fachada en piedra que encontramos al inicio de la calle Sebastián Elcano. Si
apreciamos los detalles, al fondo de una de las imágenes, puede entreverse el
Paseo de las Palmeras con éstas en pleno proceso de crecimiento. En las
siguientes podemos leer los diferentes carteles que señalizaban el albergue de
Bailén “a 300 metros”, el rótulo del café bar “Cuatro Caminos” (en el espacio
que actualmente ocupa el hotel Gran Batalla), los dos puestos de “venta de
gas-oil” que existían en ambas aceras para dar servicio a los viajeros o el
taxi negro aparcado frente a la puerta del bar.
En
este mismo contexto encontramos estas dos curiosas fotografías tomadas el 25 de
abril de 1959. Fue un día relevante para Bailén, pues estas imágenes
corresponden a la 2ª etapa Manzanares-Córdoba de la Vuelta Ciclista a España de
ese año que, según informaba la prensa provincial, atravesaron Bailén (por las
calles adoquinadas anteriormente mencionadas), para pasar por Zocueca y Andújar
y proseguir el camino hacia Córdoba. La segunda de estas fotografías guarda
estrecha relación con la tomada desde la misma posición tres años después, el
19 de julio de 1962 (ver parte 1 del proyecto). Con ella podemos disfrutar de
una estampa poco conocida de este humilladero u oratorio, actual ermita de la
Limpia y Pura, que en esos años se encontraba totalmente encalada y
prácticamente aislada.
Para
la última parada de esta ruta paralela por el Bailén del siglo pasado, nos
situaremos en las cercanías de lo que se conocía como “Huerta de Arteaga”
(actual parque Eduardo Carvajal). En referencia a lo que se comentaba
anteriormente respecto al Circuito Nacional de Firmes Especiales de 1926, las
nuevas infraestructuras y el lugar estratégico y privilegiado de nuestra localización,
trajeron a Bailén el progreso de la mano de la hostelería y del turismo.
El
Patronato Nacional de Turismo construyó 12 albergues de carreteras repartidos
por toda España en torno a los Firmes Especiales. Afortunadamente, Bailén fue
una de esas 12 selectas ciudades. Este tipo de complejo hotelero cobró gran
importancia en su época, ya que fue el germen del turismo nacional y también el
precedente de lo que posteriormente se convertiría en los Paradores Nacionales
de hoy día. Además, desde la óptica artística y patrimonial, todos ellos fueron
diseñados por dos importantes y famosos arquitectos como fueron Carlos Arniches
y Martín Domínguez, adelantados del Movimiento Moderno.
En
1929 se licitó la obra para la construcción de uno de estos albergues en
Motril, pero el subdelegado regional, Luis Antonio Bolín, replanteó la
ubicación y decidió construirlo en Bailén. Martín Domínguez dirigió la obra y
su inauguración tuvo lugar el 23 de enero de 1933. Tras la Guerra Civil, fue
reinaugurado el 4 de mayo de 1939.
En
la anterior fotografía podemos apreciar la apariencia que presentaba nuestro
albergue en su momento de máximo esplendor. Un hombre aparece posando sobre un
coche Mercedes frente a la fachada, sobre la cual se pueden leer algunas de las
otras ciudades que conformaban esta misma red. Si existía un elemento icónico y
característico de estos edificios, ese era su marquesina de entrada; veremos su
influencia años más tarde en las marquesinas voladas del posterior Parador o de
la estación de autobuses de Jaén, dos grandes ejemplos de arquitectura del
siglo XX giennense.
A
partir de los años 50, el Ministerio reconsideró la capacidad hotelera del
albergue, y tras varios tanteos decidió construir un nuevo edificio junto a
éste, el cual se convertiría en el Parador Nacional de Turismo, llevando al
primitivo albergue a un progresivo abandono. Las obras de este nuevo edificio
tuvieron lugar entre 1964 y 1967. Las dos imágenes inéditas que pueden ver a
continuación corresponden a la inauguración del novedoso por entonces, Parador
Nacional de Bailén. Éstas pertenecen a un extenso reportaje compuesto por más
de 60 fotografías que bien merecen ser expuestas en una tercera parte de este
proyecto. A la inauguración asistieron numerosas autoridades civiles y
religiosas, siendo el encargado de la bendición el por entonces obispo de la
Diócesis don Félix Romero Mengíbar, que pocos años antes (junio de 1964)
bendijo el templo parroquial de San José Obrero.
El
castillo de Santa Catalina de Jaén transformado en Parador en 1975 y el
aislamiento que sufrió este emplazamiento a partir de la década de los 90 debido
a la creación del desvío de la actual autovía A-4, que privó a Bailén del
intenso flujo de pasajeros del que disfrutaba tiempo atrás, se unió a las múltiples
mejoras en el transporte, que en la mayoría de los casos ya no requerían de
pernoctaciones en el trayecto, por lo que abocaron a nuestro Parador a la
pérdida de su interés turístico y geográfico, siendo estos los motivos que
llevaron a su cierre definitivo en 1995. Aun así, su actividad continuó durante
casi 20 años más desde una entidad privada bajo el nombre de “Hotel Bailén”. El
final de esta desventurada historia lo conocemos. Desde 2014 el edificio se
encuentra en un estado preocupante de deterioro y abandono, siendo objeto de
vandalismo, robos e incendios. En la actualidad, el futuro del edificio es
incierto. El asunto queda en manos de nuestros dirigentes, de los que esperamos
actúen con la sensibilidad patrimonial que el asunto merece, pues no podemos
permitirnos (otra vez) perder un edificio de esta magnitud, ejemplo clave del
Movimiento Moderno arquitectónico del siglo XX en la provincia de Jaén.
Aquí
concluye esta segunda parte de “Bailén: pasado en paralelo”. Es innegable que
la fotografía se ha convertido en una herramienta de primer nivel para
reconstruir la trama urbana de nuestro pasado más reciente. Con este pretexto he
intentado hacer una comparación entre la fotografía en blanco y negro y la
actual desde el mismo lugar en el que fueron realizadas hace más de medio siglo.
De esta manera, la imagen cobra vida y el espectador identifica a la perfección
esos lugares tan alterados a causa del transcurso de los años.
Hoy
en día, la fotografía está al alcance de cada persona y de cada instante vivido
si se quiere. Esto no ocurría 70 años atrás, cuando la fotografía era un lujo
al que muy pocos podían acceder. Paradójicamente, las nuevas tecnologías nos
están robando nuestros recuerdos sin que seamos conscientes de ello.
Fotografías en las redes sociales, fotografías en nuestra galería de imágenes
del teléfono móvil, fotografías en “la nube”…
¿Seremos capaces de conservar esa ingente
cantidad de datos digitales durante años de la misma manera que así lo ha conseguido
la fotografía tradicional de papel? Esta es una reflexión que constantemente me
hago, más aún en estos momentos en los que hemos pasado de estudiar la
historia, a vivirla en primera persona a causa de esta histórica pandemia
global que nos ha afectado tan intensamente. Por ello, aprovecho estas líneas
para alabar y reconocer a personas como José María García, Joaquín Castro o muy
especialmente Juan Simón, por el trabajo que están realizando en el presente.
Sus colecciones fotográficas que a día de hoy no tienen más valor que el
puramente estético o informativo, en un futuro, serán el tesoro histórico de
generaciones venideras de historiadores e investigadores que, gracias a su
labor, visualizarán y reconstruirán nuestra historia a través de esas imágenes,
con la misma nostalgia e ilusión que ahora nos produce a nosotros.
Sinceramente
espero que hayas disfrutado de este recorrido por los recuerdos de la misma
manera que yo lo he hecho al realizarlo. Me quedo con una conclusión, y es que
no todo está perdido. Existe una larga lista de intervenciones para llevar a
cabo con el fin de recuperar nuestro pasado y nuestro patrimonio, tan solo
necesitamos un mínimo de conciencia y sensibilización patrimonial y la
colaboración de todos y cada uno de nosotros.
Feliz
conmemoración del 212 Aniversario de la Batalla de Bailén. Este año desde el
corazón y el orgullo que nos produce ser bailenenses. ¡Viva Bailén!
Bibliografía:
- Lijarcio Medina, S. (2017): Egron
Lundgren: un viajero desconocido. Locuber, 1: 69-79.
- Rodríguez Pérez, M. y Ceresuela Puche,
A. (2015): Albergues de carretera. La metamorfosis de un tipo hotelero. Estudios
turísticos, 205: 35-70.
- Rossi Cabrera, A. (2017): La
influencia de las vías de comunicación terrestre en Bailén y su relación con la
trama urbana. (TFM) Universidad de Jaén.
- Todas las fotografías han sido extraídas
del fondo de la familia Ortega, en depósito en el Instituto de Estudios
Giennenses (IEG).
Sebastián Lijarcio Medina
Historiador del Arte e
investigador local
PREMIO CAECILIA A LAS LETRAS
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