Libre, crítica y agitadora
Los que vivimos con cierta intensidad los años 80 del siglo pasado, echamos de menos aquel movimiento cultural, en todas sus facetas, que llenaba el ambiente. Tan brillantes fueron aquellos años que no solo se circunscribió a las grandes capitales, corrió, cual río de lava incandescente, hacia muchas provincias, incluida nuestra Jaén. Quizá no hubo época tan prolífica y libre como aquella. Cualquier expresión, fuere pintura, música, literatura, tenía su espacio, su sitio, su público. Eran tiempos dónde todo se miraba desde una óptica crítica. Nada, por subversivo que pudiera parecernos hoy, se encontraba con los muros y las trabas de la prohibición, no solo ya social, tampoco la gubernativa. Las calles estaban llenas de libertad, el aire corría tras cada esquina empapándonos con suaves brisas cargadas de esperanza. Y claro que era agitadora, ¿acaso hay otra forma de entender la Cultura sino es expresión de convulso movimiento, agitación total de espacios y conciencias? Décadas después hemos olvidado que la Cultura debe ser siempre crítica, subversiva, libre, agitadora.
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