Todos recordamos la brutalidad con la cual azotó la crisis a partir de 2011. Tan es así que aún colea, cientos de miles de hogares sufren sus consecuencias. Con el pretexto de la crisis, se legisló con brutalidad contra los de abajo. La perspectiva del tiempo hace aclarar mucho la visión sobre lo ocurrido. Pues bien, en 2019, ocho años después de aquello, los datos, jodidos datos, nos dejan claro que la crisis no fue tal, más bien toda una estrategia bien orquestada para dar un escarmiento a la clase media y baja, los desfavorecidos de siempre. Hemos conocido, informe de la Agencia Tributaria, que hay un 74% más de millonarios que en 2011 y que 611 contribuyentes particulares, no empresas, declaran tener más de 30 millones de euros. ¿Entienden ahora mejor el por qué de aquella crisis tan bien organizada por los poderes económicos? En momentos como este viene a mi cabeza un comentario que me hizo una persona bastante pudiente “no era permisible que vosotros, los pobres, pudieseis ir de vacaciones todo un mes, que comieseis en los mismos sitios que nosotros, los ricos”.