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viernes, 26 de diciembre de 2014

EDITORIAL Nº 118





SON  TIEMPOS  DIFÍCILES

Complicados. Severos. Inciertos. Tristes. Aciagos. Impredecibles. Amargos. Demasiado largos. Cargados de nostalgia por el recuerdo de otro tiempo provechoso. Tal vez lo único positivo de este caótico y prolongado período de crisis es la reflexión y el aprendizaje… para que no nos vuelva a ocurrir en un futuro. Todo esto está muy bien, y casi que lo dábamos por bueno, o mejor dicho, por inevitable, acaso necesario, hasta que comenzó el goteo informativo sobre nuevos casos de corrupción en nuestro país, que alcanza a la mayoría de los grupos políticos que han ostentado poder en determinados ayuntamientos, comunidades autónomos o el propio Estado. Lo que ocurre es que en el caso del Partido Popular es que clama al cielo, es una permanente y generalizada situación de corrupción, desfalcos, sustentado por un sistema tolerado de perversión maquiavélica que alcanza a prácticamente la totalidad de sus dirigentes, incluidas las estructuras económicas del propio partido. Y, tiempo al tiempo, pues seguirán apareciendo en el futuro nuevos casos, nuevos nombres, fruto de la documentación que de forma piramidal va desvelando una forma de gestión y gobierno conocida y permitida. Ya no se trata de un caso aislado, la digamos “oveja negra” que de tiempo al tiempo aparecía en esta o en aquella formación política. Va más allá, y afecta a los cimientos del estado de derecho, a la organización de los poderes públicos y a la mayoría de las instituciones del país, y hablo de partidos políticos pero también de organizaciones empresariales, sindicatos, ejército, policía, funcionarios y todo ser que colea, siente y asiente.

Frases como “siento vergüenza de ser español”. o “país de chorizos”, “políticos corruptos”, se ha asentado en la sociedad, en una sociedad que está sufriendo los rigores y escaseces de una crisis dramática, dramática para las familias sencillas, clases pobres y clases medias, no para ellos, que gestionan el país y sus instituciones, que adoptan soluciones y remiendos que no resuelven ninguno de los problemas que acucian al país, que con su desvergüenza y falta de ética y de moral, al resto nos enseñan un camino de valores distinto al que nuestros padres intentaron mostrarnos. En los mentideros habituales se escuchan voces pidiendo fórmulas nuevas, radicales métodos, escarmientos ejemplarizantes. La demagogia me lleva a pensar en voz alta y afirmar que si existen suficientes profesionales de la construcción en el desempleo, todos los brazos son pocos para construir cientos de cárceles donde alojar a tonto chorizo y sinvergüenza. Alguien me hablaba de la fórmula acción-reacción, para explicarme la explosión del fenómeno “Podemos”, que de verdad que tiene acojonados al resto de los partido tradicionales o “castas”. La misma persona me explicaba que prefería el auge de “Podemos” a la posibilidad de un partido de extrema derecha de corte fascista, como ha ocurrido en otros países de Europa. Yo también lo suscribo.

Ya no vale aquello de “y tú más”, que cada día más los aleja de la realidad de la sociedad que sufre y que cada mañana sale a la calle a buscarse la vida para poder alimentar a sus hijos, para a fin de mes pagar la hipoteca, para mantener el sistema educativo que conseguimos y que un tipo llamado Wert, elegido para la gloria, o yo que sé, está desmontando ladrillo a ladrillo. Esa sociedad de seres empobrecidos en lo económico, pero reforzados en sus convicciones, está harta de tanta podredumbre a su alrededor, harta de que le mientan, de que le bajen los sueldos argumentando que los recortes son necesarios para estabilizar el país, que ahorrar  (¿de dónde?) es bueno, que gastar (¿de qué?) revitaliza la economía.

Si a todo lo anterior añadimos, pongamos por caso, que hablamos de Bailén, donde vivimos, resulta que la moral se nos cae al suelo, que las esperanzas se desvanecen, que el futuro no existe, es una quimera, y que “a buen entendedor pocas palabras bastan”. Nuestros jóvenes, universitarios no encuentran otra salida que la huida al extranjero o a otras ciudades españolas que les ofrezcan una oportunidad laboral. Este hecho, importante desde el punto de vista humano, también lo será en el demográfico, repercutiendo en el futuro de esta ciudad con un claro envejecimiento de la población y la dispersión de proyectos de futuro que traería una juventud con ideas, formación e ilusión, pero sin experiencia.

Proyectos que nuestros políticos municipales de las tres últimas legislaturas dejaron paralizados, olvidados en un cajón, como el cultural de los hermanamientos con Spetses y Yapeyú, que abrieron puertas que otros cerraron. El Centro Logístico de Transportes, que durante 11 años no han sabido poner en marcha, utilizándolo como piedra política arrojadiza. O tal un asunto al que no se le da la importancia real que tiene, como es la aprobación del PGOUM –Plan General de Ordenación Urbana Municipal- de Bailén, en vigor desde el año 1992 y que a los 10 o 12 años debería haber sido revisado, lo que impide el desarrollo urbanístico e industrial de nuevos espacios, e inclusive una mayor seguridad legal en materia urbanística, pues un nuevo PGOUM regularía aspectos “conflictivos” de nuestro ordenamiento, aclarándolos en uno o en otro sentido. O en lo cultural, la renuncia a reivindicar la Batalla de BAECULA como nuestra, por ejemplo, ORGANIZANDO  UNA MACRORECREACIÓN HISTÓRICA que sitúe BAECULA en nuestro municipio y que tenga repercusión a nivel nacional. Nos cueste lo que nos cueste.  Y esto por nombrar solo algunos proyectos.

Lo que no vale, y a lo que nos oponemos, es a que se imponga la frase que últimamente se escucha en todos los rincones de Bailén, en el botellódromo, en los washap, en facebook, en las redes sociales y en nuestros propios domicilios: “es lo que hay”, sensación de que nos hemos rendido aún antes de comenzar la lucha.


Manolo Ozáez para Bailén Informativo

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