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domingo, 26 de octubre de 2014

Texto leído por el subteniente de artillería de 1767,Miguel Ángel de Padilla y de Lendínez, en los Actos de Conmemoración de la villa de Guarromán



Guarromán. Año 2014.

El mundo sería muy distinto si no existieran visionarios: científicos, poetas, escritores, músicos, artistas, o aventureros como Pablo de Olavide, que fundara en 1.767 la ciudad de Guarromán, denominada inicialmente Múzquia, y más tarde Real Población del Sitio de Guarromán, ubicada sobre la Venta de Guadarromán, o Río de los Granados. Una villa con  apenas 4.000 habitantes, ubicada en las estribaciones de Sierra Morena, y que la conforman, además de su casco urbano principal, la aldea de Zocueca, la de Martín Malo, el Altico y Aldea de los Ríos.

Que se vertebra en torno a las Fiestas del Agua, en la Noche de San Juan, su Romería de San Isidro Labrador, en mayo, y la prestada a la localidad de Bailén, en la Aldea de Zocueca, en septiembre. La Feria y Fiesta del Olivar en el mes de julio, la costumbre del Pintahuevos el Domingo de Resurrección, la Fiesta de los Santos o la Fiesta de los Colonos, donde se hace sonar la Campana de las Ocho Generaciones, el último domingo de octubre, fecha en la que nos encontramos, y que se ha institucionalizado con un Mercado de Época y entremeses y escenas de época que protagonizan desde varios años los mismos habitantes de Guarromán en colaboración con miembros de la Asociación CAECILIA y de la ASOCIACIÓN GENERAL REDING, venidos de Bailén.

Hoy, como subteniente, oficial de la Artillería Española de la época, me corresponde dirigiros estas palabras, y recordaros que aunque el Fuero de las Nuevas Poblaciones establecía que las nuevas aldeas se construirían en lugares sanos, bien ventilados, sin aguas estancadas, y donde no habría estudios de Gramática u otras facultades o estudios, pues estos terrenos se destinarán a la labranza, la cría de ganado y a las artes mecánicas, el Intendente Troyano y su secretario Ozáez, han ordenado liberaros de esas cadenas, y en lo sucesivo, se podrá estudiar cualquier disciplina, de las llamadas de Letras o de Ciencias. Y el que no quiera trabajar en el campo o en el cuidado del ganado, que se dedique a otras faenas, como la cerámica o la alfarería, el transporte, la banca o la hostelería, eso si tiene suerte y encuentra trabajo, cosa difícil en esta época. Se prohíbe la vida contemplativa y ociosa, pues la alternativa si no hay trabajo, será el cuidado de los mayores, la colaboración con las asociaciones vecinales, culturales o deportivas, la lectura o la creatividad, pero nunca la ociosidad, que en estas latitudes está mal vista, salvo sábados tardes y domingos, donde podréis pasear por las calles de la villa, procurándoos a vuestra media naranja, una cerveza en las tabernas del pueblo, o bien degustar un excelente pastel como los de nuestro buen amigo Manuel González Ferrer.

Es orden de la Alcaldía y de la actual Intendencia, que a pesar de los difíciles tiempos que vivimos, de las penurias que soportamos y de la incertidumbre por el futuro, que seáis felices y que mantengáis la esperanza en un tiempo nuevo y mejor que habrá de venir.

Así lo decreta, en fecha 25 de octubre de dos mil catorce, el Intendente Antonio Miguel de Troyano, que lo firma de su puño y letra, con la rúbrica del Secretario Nicolás de Ozáez y Gutiérrez de la Torre Hernández.

¡VIVA GUARROMÁN!

Miguel Ángel Padilla

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