Se acabó la vegetación, la vieja higuera y las malas hierbas que tapaban escondían ocultaban el remanso de agua que buscaban los franceses en plena batalla. Se acabó la buena sombra y el aspecto de jardín loco, antípodas del jardín francés que crecía en esta jaula absurda de cemento y vallas de la calle Andújar. Por mí, como si lo tiran con la picota. Yo soy un apañao.
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