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domingo, 24 de abril de 2011

¡PAIS, PAIS!

Como ocurre con todos los pequeños y grandes temas, la construcción de la red tranviaria en Jaén ha suscitado una excesiva polémica, máximo cuando se está a un mes escaso de las elecciones locales, y ya se ve, en calidad de pruebas, el tranvía verde circulando por el centro de Jaén. Como el proyecto lo ha ejecutado una Administración local socialista, con ayuda de otras Administraciones autonómicas y nacionales, también gobernadas por el PSOE, pues la otra mitad ideológica de la capital se opone a su inauguración, poniéndole el máximo de zancadillas institucionales y vecinales posibles.


En el otro plato de la balanza, los que lo apoyan. Aquellos que están junto al equipo de gobierno, los que están conforme con la gestión de la alcaldesa Peñalver. Como ocurre con todos los asuntos de este país, por desgracia, se politiza en función del interés electoral de cada partido y su momento idóneo o no. Ahora está de moda, en la política nacional, dispararle con lengua viperina al ministro del Interior por la excarcelación del etarra Troitiño. Y yo me pregunto, ¿qué tiene que ver el gobierno en este asunto, si sabemos que es asunto de los jueces? El gran problema es que es muy fácil engañar y mentirles a los ciudadanos de a pié, que en muchas ocasiones, en demasiadas, se limitan a seguir las consignas de su partido o de su opción política, sin intentar averiguar la verdad de lo que se esconde detrás de cada declaración de cada representante político.


No hablo solo del P.P., que como es lógico, ahora está en la oposición, y es lo que le toca hacer, quejarse de todo y por todo. Antes fue el P.S.O.E. y mañana será a quien le toca. Lo que nos jode a algunos españoles que nos paramos un rato, al menos eso, a pensar, es que nos tomen por tontos, que nos tachen de ilusos.


Estamos a años luz de una auténtica sociedad democrática, al estilo de las nórdicas de Europa, caso de Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca... -aunque últimamente se distingue un brote de racismo y neofascismo ascendente es estas sociedades modélicas, como denuncian colegas del maestro Stieg Larsons-, en la que está prácticamente erradicada la corrupción política de las Instituciones, en la que el grado de satisfacción de los ciudadanos con sus políticos es altísimo, en la que es posible contemplar como los dos o tres grandes partidos, son capaces de ponerse de acuerdo en importantes pactos que beneficiarán a su país, y que aquí, en nuestra querida España, reconocemos imposibles. Me duele decir que nuestros políticos no están a la altura de las circunstancias que exige la actual situación de crisis económica, de crisis de valores, de crisis de identidad. Están preocupados única y exclusivamente por las encuestas y las intenciones de voto, que les perpetúe en el cómodo sillón del poder.


Que nadie piense que se huele cierto aroma rancio de nostalgia por el anterior régimen franquista, ¡que no!, para nada. Aún con todo lo malo que este tiene, es infinitamente mejor que el otro, sin lugar a dudas. Lo que denuncio, lo que denunciamos muchos españoles, es ese empecinamiento de nuestra clase política en tirarse los tejos a la cabeza desde que se levantan hasta que se acuestan; o la dificultad en sentarse a dialogar y poder llegar a acuerdos que nos sean favorables, pero sinceros. Como muestra un botón: Se les oye decir que ambos grandes partidos están a favor de modificar el sistema electoral y abogar por las listas abiertas, en las que cada español mayor de edad pueda votar directamente a su candidato, y no por el orden que impone el partido. Y me pregunto, ¿porqué no lo ha hecho uno u otro cuando ha gobernado? ¿Será que no les interesa a ninguno de ellos perder su cuota diaria de poder institucional? Se preguntan ustedes, porqué no se ha legislado en el sentido de establecer dos legislaturas como máximo para cualquier cargo público, con independencia de que se pueda optar a otro cargo público, distinto al que se venía ocupando anteriormente. Si los dos grandes partidos, PSOE lo desean, ¿porqué no lo han propuesto y apoyado con sus votos?


La respuesta será siempre la misma: no les interesa perder esa cuota de poder individual o colectiro.


De ahí que no me extraña, cuando ando por las calles de la capital de Jaén, algunas frases que escucho, contra la instalación del tranvía, como el riesgo para los peatones, como ¡qué fea ha quedado Jaén con tanto cable del tranvía!, "esto se va a cargar la economía de los comercios". Los de un bando. Los del otro lo apoyan sin fisuras: "¡qué bonito es el tranvía!", "¡qué limpias y verdes han quedado las calles de Jaén!", y sobre todo por la entrada de la Carretera Madrid, "¡cuánto empleo ha generado mientras han durado las obras!", etc.etc.etc. Por ello, si usted quiere saber, en Jaén, a qué partido vota cada uno, pregúntale qué opina acerca del tranvía, y obtendrá su respuesta de forma inmediata, sin dudas ni fisuras, pues las consignas se siguen al 100 %. Lo que se echa de menos es saber en qué refugio se meten aquellas personas que tienen opinión propia. Sí al tranvía o no al tranvía, por esto o por aquello, con auténticas razones, y no discursos vacíos de contenido y repletos de conflictos ideológicos partidistas.




por Manolo Ozáez para BAILÉN INFORMATIVO

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