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sábado, 19 de febrero de 2011

JESUSITO DE MI VIDA (A. CÁRDENAS)

Hoy les voy a contar una historia tan cierta como que hace frío y que hay que ponerse la bufanda al salir a la calle. Me apetece hacerlo, digo contar la historia no ponerme la bufanda. Aquí o hay periodismo ficción a estilo Cercas. Además, tiene todos los ingredientes de lo que para mí es algo que merece ser contado porque hay amor y humor de por medio, ingredientes básicos para que una buena historia se sostenga. Me acordé de ella cuando el lunes pasado, el día de los enamorados, participé en un programa de televisión con La Porrona, que me hablaba en un fuera aparte de lo que son capaces los hombres por conseguir el amor de una mujer y que ella lo simplificaba con el dicho popular de tiran dos tetas más que dos carretas. Bueno, a lo que iba. Resulta que un joven granadino se enamora de una japonesa que está pasando aquí unos días de vacaciones. Flechazo de Cupido al canto. El granadino está que bebe los vientos por lo de los ojos rasgados. No come apenas. No duerme. La sangre se le alborota cuando piensa en ella y un día decide desengancharse de la vida de aquí e irse al Japón en busca de su amada. Y allí se va. El encuentro es de lo más entrañable. Ambos enamorados viven unos días apasionados tras el reencuentro. Un sueño.

La dura realidad viene después, cuando el granadino decide quedarse junto a su amada para siempre. Busca trabajo pero no lo encuentra. Hasta que surge algo. A través de un anuncio en un periódico se entera de que una empresa de ocio busca a hombres que quieran hacerse pasar por curas para oficiar matrimonios católicos. Él se presenta como candidato y lo eligen. Y allá me tienes al hombre oficiando bodas porque hay japoneses para todo y algunas parejas quieren hacerlo por el rito católico. Es un cura de pega, pero con eso se ganas las habichuelas.

Un día va a un hotel a oficiar una boda y es requerido por el director del local. Hay una cliente joven que, al parecer, está endemoniada y necesita un exorcismo. Él trata de decirle que no sabe nada de eso, que sólo oficia bodas. El director insiste tanto que el joven granadino dice que hará lo que pueda. La poseída está en una cama y mira al intruso como lo hacía la niña de la famosa película al cura que iba a practicarle el exorcismo. Entonces el granadino, que no sabe qué decir, se acuerda de la única oración que se sabe de memoria. Se pone serio delante de la endemoniada y comienza a rezar:

Jesusito de mi vida, tu eres niño como yo, por eso te quiero tanto y de te doy mi corazón… etc, etc

A los dos días el director del hotel va a darle las gracias porque la cliente se ha curado. Ahora el granadino oficia bodas falsas y hace exorcismos. Eso dice su tarjeta. En cuanto a su amor con la japonesita va viento en popa. Tiene un hijo y piensa enseñarle el oficio.

ANDRÉS CÁRDENAS MUÑOZ

http://granadablogs.com/trajindevida/2011/02/17/jesusito-de-mi-vida/

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