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viernes, 11 de febrero de 2011

Empanada Mental. Artículo de Manolo Ozáez para COPE JAEN del 11 de Febrero de 2011


Buenos días. De un tiempo a esta parte me muevo en ambientes extraños, en círculos que incluso a mi me parecen un tanto curiosos. Espacios por donde pululan personajes de todo tipo, que conforman un conglomerado variopinto. Algunos, se mueven por ese universo con el objetivo primordial de llegar a fin de mes de la forma más digna posible, reinventando su microeconomía a diario, sin fijarse horizontes excesivos o lejanos. Otros, por el contrario, se les nota asentados en un equilibrio financiero estable, digamos, aunque con cierto miedo dibujado en su rostro, por los acontecimientos que perciben, digamos. Se marcan objetivos diversos, distintos a aquellos dóciles y modestos, jugando a una suerte de ruleta de la fortuna que podría afectarles si el mundo no estuviera diseñado para los ricos y poderosos. Pero no estoy contando nada que vosotros no sepáis, pues desde que conocemos la mecánica motriz del mundo conocido, siempre ha sido así: ante las crisis los pobres son más pobres y los ricos son más ricos. ¿Curioso? ¡No, real! No descubro nada nuevo bajo este sol de febrero invernal. Lo esperpéntico del caso es que tanto unos, los sencillos, los pobres, los modestos; como los otros, los ricos, opulentos y poderosos, todos, se quejan al unísono de nuestros políticos de vodevil, de tanto burócrata afectado de servilismo. Se quejan de nuestras clases dirigentes, a las que ven inútiles, obsoletas, ancladas en los consabidos discursos de confrontación que no aportan soluciones. Desde uno y desde otro bando, se tiran los trastos a la cabeza, hablan y hablan, dicen y no dicen nada, y el resto de los mortales a nuestro rollo, procurando unos llegar a fin de mes sin sobresaltos, a la vez que otros procuran aumentar sus elevados beneficios. Los unos y los otros pasando, soberanamente, de aquellos que hablan por no callar, que gritan y no son oídos, que mueven los labios pero a los que nadie entendemos, hartos ya de empanadas mentales gratinadas sin sabor y sin sustancia.
por Manuel N. Ozáez

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