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domingo, 23 de enero de 2011

sobre "LA CAIDA DE LOS GIGANTES", de Ken Follett

A veces cuelgo un comentario sobre el último libro leído. A veces no. En esta ocasión merece la pena añadir - y publicar - al menos unas palabras sobre esta obra maestra del galés Ken Follett. Un tipo del todo curioso: en sus ratos libres toca la guitarra con una banda de jazz/blues. Casado con una diputada del Partido Laborista británico. Hace años había leído "Los pilares de la tierra", y, aunque me apasiona la novela histórica, no me produjo el mismo efecto que "La Caida de los Gigantes". Tal vez porque aquella novela se ambientaba en una época más oscura y desconocida para el gran público - para mi mismo -, aunque también he de decir que de las 2 grandes guerras, la Primera pasó más desapercibida para los historiadores, bastante menos novelada y, por supuesto, menos conocida, sobre todo por la cinematografía, que en realidad actúa de notario de nuestro tiempo.

A través de La Caída de los Gigantes, me he reencontrado de nuevo con la novela histórica, pero en un mundo del que había estudiado escasos trabajos, y que Ken Follett, magistralmente nos lo presenta a través de las historias cruzadas de cantidad de personajes pintorescos - si se me permite la expresión, aunque reconozco que no es la más acertada, pues todos los personajes que nos presenten de aquella época, con aquella mentalidad, y con sus costumbres, nos parecerían un tanto pintorescos - de variados paises, clases sociales y ambientes: condes galeses, políticos estadounidenses, prerevolucionarios rusos y buscadores de fortuna en EE.UU, nobles alemanes y austriacos enfrentados a sus amigos británicos, amantes, hijos bastardos, violencia, carestía. Ken Follett nos dibuja los momentos previos al conflicto originado por el atentado con muerte del heredero del imperio austriaco en Serbia, que puso sobre el tapete europeo - más tarde mundial - los intereses y ambiciones de cada uno de los imperios del momento.

Historias de amor imposibles, los inicios de la revolución rusa desde dentro, la vida en las trincheras, las ciudades, los pasajes históricos. Una novela, en definitiva, que os asombrará y os cautivará. A mí, al menos, me cautivó. Tan es así que sus 1.019 páginas, que me parecieron insultantemente cortas para mi devoción, pues comencé a leerla el 6 de enero, Día de Reyes, apenas las había devorado en 14 días de literaria satisfacción.

Acércate a Ken Follett, acércate a la novela histórica.


Manolo Ozáez

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