No obstante, Miguel Ángel, a mi y a mucha más gente nos ha parecido que lo del casting para participar en la película del Capitán Trueno, ha sido un montaje de marketing, más que una realidad, como nos querían vender. Lo cierto es que les ha venido muy bien a los productores, el revuelo que se formó en Baños de la Encina y los alrededores con el asunto de la selección de extras, pues le vino una publicidad gratuita añadida que evidentemente sirven para la promoción de la película. Y eso ha quedado en aguas de borrajas, pues salvo uno de Bailén y dos o tres de Baños de la Encina, creo que no han llamado a nadie más. Si alguien conoce el asunto que nos lo diga. Yo mismo les mandé por internet mi currículum con fotografías, no con demasiadas esperanzas de participar pero sí con ilusión, pues he de reconocer que en mi juventud, años ha, fui un forofo y devorador de los comics del Capitán Trueno, del Jabato, de Thor, y de muchos más personajes de los tebeos, y no tanto de Rompetechos, Mortadelo y Filemón y otros, que aún reconociéndoles su valía en un país bastante gris como era España, no eran de mi predilección. Mi debilidad era la acción, y si además era con dosis de histórica ya ni te cuento. Pero sondeando a la opinión pública, e infinidad de amigos y familiares que se presentaron al casting -tú mismo, Miguel Ángel estuviste allí conmigo, y el colega Kini, que incluso apareció en la portada del Diario Jaén-, incluidas personas que cumplían fielmente el papel de árabes por sus rasgos, incluso algún árabe -o moro, como quieras llamarlo-, vecino de Bailén, que se presentó para la selección y a quien tampoco han llamado.
Es decir, que nos olemos que ha sido un bulo más de la productora, como tú en su momento me dijiste y yo no quise reconocerte. La pena es que jugaran con la ilusión de cientos y cientos de personas que soportaron -yo me fui cuando me di cuenta del percal, enviándoles las fotos por email- la terrible calor de esa tarde de agosto. El único que ganó fue el establecimiento que hacía las fotocopias del DNI y de la cartilla del médico, y la tiendecilla junto al Ayuntamiento que agotó prácticamente todas sus existencias.
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