Páginas

jueves, 23 de septiembre de 2010

EL SILLÓN DEL MORO: "E... MENTIRAS". Publicado en Bailén Informativo en Mayo de 1998

Quizás no me creas (hablo en francés)
y lo entiendo, aunque al revés
(mi susurro a tu oído en castellano)
que nunca fui totalmente sincero (tal vez)
arañando las horas entre tus pechos (¡menudos pechos!)
un sudor frío recorre la médula (vender cara la vida)
desde el pie hasta la sien, (amañar de golpe las heridas)
flipar el tiempo y el momento (rozar el viento con el ala)
volver a ser eterno y cierto (¡nunca!, nunca fui sincero).

Sí supe devorar sueños, acariciar tu pelo, arrancar tu risa, también tu grito: recorriste a mis lomos miles de kilómetros, cientos de aceras, infinidad de rostros y al final quedó, quieta, miserable sed y agonía de las mentiras infundadas de verdades absolutas, ¿qué me cuentas? Ahora de nada valen tus caricias.
La historia recibió el curso inagotable de vivir la vida a golpes del que siente el abordaje de los años inencontrables, desaparecidos tras una cortina que antaño no impedía la luz al mediodía.

Amar, lo que es amar, supuso darse uno mismo a la borrachera de los sentidos, a la existencia de cada día (asesinar la luna, entorchar dos ojos que son delirio y la pasión de quien lo narra).

Amar, lo que se dice amar, lo experimentamos el día que penetramos en la cavidad terrena de los dioses de nuestras pesadillas (casi siempre soñando en tecnicolor) y preguntados por la calma aparente del mar respondemos con el crujir de mil tormentas de abril en pleno mes de mayo encadenado a un solsticio.

Con el ala rozar el viento. Decir dos tetas, ¡menudos dos pechos afroditas!, vendiendo cara la vida y amañar de golpes, a bofetadas las heridas - tal vez un susurro a tu oído en francés, en castellano o en inglés -, más... ¡nunca!, nunca fui sincero.

No siempre viste mis lágrimas resbalar por la mejilla, a veces ocultadas por el silencio de la lejanía al calor de la estufa encendida. Otras, las más, surgir, de mentira, por una paja en aquel ojo traicionero. Sin embargo, mirabas a mis ojos buscando una respuesta, una mueca de soberana melancolía, un atisbo de sensibili, sensibiliti. Nunca una mentira de puño y letra fue más sincera.
Ocultadas por las cortinas... amar la mar... lágrimas por las mejillas... dioses de nuestras pesadillas... el curso inagotable de vivir la vida... asesinar la luna... tan sólo mal herida... crujir de mil tormentas desatadas... acariciar tu pelo... cientos de aceras vacías... mentiras piadosas, mentiras vehementes, mentiras infundadas, mentiras a medias, verdades a medias, mentiras absolutas y ciertas... mentirillas... ¿existirá algo más cierto que esto que te digo casi de rodillas y con el rostro salpicado en su norte por lágrimas/semillas?

Bailén, mayo del 98



Manuel Nicolás Ozáez Gutiérrez

No hay comentarios:

Publicar un comentario