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viernes, 18 de junio de 2010

INDOLENTES. Artículo de Manolo Ozáez

Buenos días. Quiero comenzar esta reflexión con una frase de las podíamos llamar lacónicas: “LA CULTURA NO SE PUEDE PARAR”. Ese es el escenario al que hoy nos enfrentamos aquellas personas o Asociaciones Culturales que, sin ánimo de lucro, por amor, o yo diría que pasión, a la cultura, a la literatura, al arte, organizamos actividades para el uso y disfrute de la comunidad de sujetos pasivos. Las Administraciones, todas, Ayuntamientos, Consejerías Andaluzas, Programas de Desarrollo Local, Cámaras de Comercio, Diputaciones, se han propuesto, al parecer, acabar con la cultura, o cuanto menos dejarla postergada para un momento mejor. Son torpes los que piensan así, pues la cultura es motor de desarrollo de los individuos singulares, de los pueblos y de las economías. En torno a la cultura, al arte, a la literatura, se extienden infinidad de profesionales, empresarios, actividades de ocio y tiempo libre, y su asesinato premeditado llevaría a estos a la desaparición, por consiguiente menos actividad económica y más desempleo. Me parece muy bien que se reduzcan gastos superfluos, que se eliminen asesores, vehículos oficiales, escoltas, dietas y alguna que otra juerga, y si me apuras que se congelen salarios de la privilegiada clase social denominada funcionariado - entiéndase esto en clave de crisis - pero eliminar los apoyos y las colaboraciones a entidades y a grupos, en materia de cultura, educación y deportes, sería condenarnos a todos a la apatía, a la ignorancia, a la indolencia, a la indiferencia y tal vez al destierro. La pregunta, podría ser, ¿eso es lo que pretenden las Administraciones, todas, olvidarse y que nos olvidemos del saber?, ¿que renunciemos a la formación y al conocimiento? Pues va a ser que no.

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