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domingo, 28 de febrero de 2010

Artículo aparecido en COPE JAÉN el día 26 de febrero

Buenos días. No deja de ser curioso que incluso en estas trágicas circunstancias en que vivimos los ciudadanos medios, los sufridos anónimos, se sigan enzarzando los partidos políticos en una confrontación estéril por convencernos de las bondades de sus ideas. Y es que yo ya no me lo creo. No sé tú, pero a mí como que me trae sin cuidado los discursos huecos, las modélicas intenciones que no vienen cargadas de contenidos, la palabrería fácil, la tibieza de algunos actos. No deja de ser curioso, pero al mismo tiempo resulta bochornoso que no estemos todo un país arrimando el hombro. Ya no valen los proyectos, ya no sirven las propuestas. Es la hora de acometer las políticas, erróneas o exitosas, pero hora es de bogar hacia un mismo viento, de olvidarse de rencillas y enfilar la nave hacia el horizonte. Y hablo de los bancos, del gobierno, de la oposición, de los ayuntamientos, de los sindicatos, de los empresarios, de los trabajadores, de los funcionarios, de los hombres de ciencia y de los indómitos de las letras; mujeres y hombres. Todos. Todos. Nadie quede fuera. La misma prensa, esta misma radio, las escuelas, y, por supuesto los miles de parlamentos y cientos de senados que hasta ayer eran graneros de oradores y hoy tendrán que reciclarse en gestores de una recuperación en ciernes. Ya no nos vale sentir las piedras volando sobre nuestras cabezas buscando la herida limpia, hora es de estrechar las manos, de enfrentarnos cara a cara y enterrar las rencillas ideológicas que durante un tiempo estuvieron bien, pues en algo había que justificar el sueldo, pero que ahora no convence. Los millones de parados, los cientos de miles de hogares con problemas claman a gritos soluciones. Sus voces y sus lamentos no pueden caer en el olvido.
Manolo Ozáez

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