Hace nada que empezábamos esta aventura. Una experiencia cultural más, y ya van ... no sé cuántas. Escribir. Dibujar. Publicar. Declamar. Interpretar. Musicalizar. Actuar. Fotografiar. Crear sueños donde antes solamente había ideas desbocadas. El mundo ha dado una vuelta y nos ha pillado debajo. Es efímera la vida, demasiado efímera. Ayer éramos unos crios que corríamos detrás de una bicicleta, que nos subíamos a un olivo huyendo del pastor alemán del comisario de la policía, que agachábamos la cabeza para evitar una pedrada de la honda del hortelano. Ahora son otros los que huyen del perro enrabietado, otros los que juegan a la pelota, otros los que descubren su rostro en las ondas del río. Apenas queda tiempo para un ensayo, un bosquejo, un libro, un estudio, un comentario, cien B.I. y por esa puerta que separa nuestra intimidad de lo público entrarán las novias/os de los hijos/as ocupando un espacio que antes nos era reservado para la contemplación y el murmullo.
No dejes que pase el tiempo sin acariciar la mejilla de tu ídolo, de entablar conversación con un orate, de subir a lomos de un unicornio soñado. Y todas las noches, en la cama, antes de dormir las pesadillas de toda una jornada, no olvides que tienes la cita con la página 96 de tu libro de cabecera. Él siempre estará contigo.
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