Poemas de LA CATEDRAL DE LOS SUEÑOS, de Miguel Ángel Perea, leídos por Manolo Ozáez, al alimón, en el Certamen de Poesía de Bailén

LA CATEDRAL DE LOS SUEÑOS (título del poemario)

Forjado con el yunque del desprecio
mil veces golpeado con dureza
liviano corazón vuelve sereno
a mayor desprecio más consistencia.
Ya no aumenta el desconsuelo
ni siquiera ya pena su agonía
y a cada encuentro de martillo
más aún extraña su alma herida.
Que con cada roce de ese acero
más se alivia la aspereza
y más se torna en duradero.
No es raro que le suceda esto:
Un beso; siente cada golpe.
Cada atroz desaire: placentero.

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(Israel)

Qué brutal ese rugido quemado en el silencio
qué lejanos nos parecen repetidos los lamentos
qué vacío y extraño ese penar de ruidos tan lento
qué desierto cruel y de sangre aún hoy sediento.
Qué batalla de miseria tan amarga de guerreros
qué dolor épico tan antiguo y tan violento
¿Qué tierra en el mundo merece tanto sufrimiento?
que si mía la Tierra, entera daría sólo por tu cuerpo.

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Sobre mi cama una palabra.
Insondable sucesión de vetas
arcaico párrafo, lejano verso.
Quisiera arrancar el misterio
y leer que debajo de la palabra
no hay ninguna otra letra.
Despreciar las sílabas vanas
y leer de soslayo el sentimiento.
Desnudar la tinta de su cuerpo
limpiar la madera de su corteza
descubrir por dentro la belleza
tras el telón del eterno pasajero.
Esa sucesión de extraños signos
tras la armadura de rígido acero
guarda una lágrima, un acertijo
una gota de denuedo.


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Brotan del bosque
desnudas señales.
Al alba el monte
se desata brillante
¡levántate día,
ilumina este instante!
Colores que tintan
la sierra soñada.
Ansía mi cuerpo
latidos de antaño.
Recuerdo lejano
las piedras nevadas.
A veces la mente
devuelve callados
murmullos de niños
instantes soñados.


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Nacida de los sueños
sincera y sola
parábola de lo eterno
y más allá… las olas.
Soñada, no creada
hija del sentimiento
espíritu del beso.
Señal de parada
de un pobre corazón.
Campana de pueblo
misterioso recuerdo
ajeno pensamiento.
Tuya, imaginada
sierra, piedras, letras
que se mueren solas.


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LA ESCLAVA

Mal disgustaste la dama
que entre esclavos sucia vendías
que si limpiaras su cara
bien cara la venderías.
Bien tuviste que disgustarla
pues enfadada decía
que si tuviera que serlo
ni sucia ni limpia
ni oscura ni impía
sería de nadie si no fuese mía.


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LA VIEJA FÁBRICA

Tenía torreones sin cabeza
y arcos suntuosos... veía una Iglesia
hoy sólo escombros.
En paisajes yermos escondo el alma
de un moro y un profeta.
Asoman piedras labradas con grilletes
blancas casas y calles de piedra vieja
en el fondo del trastero un baúl
con mil monedas.
Tengo un camino
de príncipes y princesas
una puerta de carruajes
y una sombra fresca,
Tengo fuentes de agua
las gotas en tus manos
nunca se quedan quietas.
Tengo un salón de oro,
un ladrón que es santo
una noche de hadas
y una Iglesia encarnada.
Y de rojo asperón mi corazón
y de negro luto mi noche
y de azul cobalto mis flores
y de verde turquesa mi razón.
Y de gris asfalto el cielo
y de marrón mis campos
y de oro el pecho claro
y de carmesí el hielo.
De mil colores
pintaré el paisaje
del recuerdo de tus ojos
y del cajón de mis escombros.
Y de plata los olivos
y de ocre los caminos
de añil mil tardes
y más pardas las noches.
...y de rojo asperón
mi corazón
latirá conmovido
y de vana compasión
compungido
dará más por ti latidos.