Por Nicolás M. Ozáez
A pesar de los pesares -que me suena a machadiano por aquello del cantar
de los cantares-, ya hemos entrado en la vorágine de las elecciones
municipales. Bueno, corrijo: “hemos entrado en la vorágine de las
preelecciones municipales”. Los candidatos nos afanamos en completar la
lista de las distintas candidaturas, tarea arduo complicada, pues la
inmensa mayoría de los ciudadanos da un paso atrás o hacia un lado,
cuando se les propone participar activamente de la vida política. Eso no
nos exime, a todos, de quejarnos, de criticar, de diagnosticar, de prever,
de fusilar, de discutir, de plantear cuestiones de la vida ciudadana,
programas electorales, propuestas de mejora, que son brindis al sol, pues
está escrito con letras de fuego en nuestra memoria que la única forma de
cambiar el estado ruinoso de las cosas es la participación ciudadana a
través de los partidos políticos. Así lo aprendimos en JAÉN MERECE MÁS,
plataforma ciudadana reivindicativa que hubo de transformarse, por mor
de las circunstancias de abandono de nuestra provincia, en partido
político.
Pero no se confundan ustedes, no en partido político al uso y a la
denostada costumbre. En un partido confluencia de gente de todas las
ideas y todos los espectros sociales y políticos que se afanan en un
ambicioso proyecto idealista como es redescubrir JAÉN, recuperar JAÉN,
levantar JAÉN, creer en JAÉN, como nosotros creemos.
Volviendo al relato, tras la ardua tarea de encontrar gente comprometida
con su tierra, se pone en marcha la maquinaria publicitaria y de opinión, a
pesar de los pesares de que no ha comenzado oficialmente la campaña
electoral, cantar de los cantares. Pancartas y carteles en los que no se pide
el voto -por Dios- pero en el que se insinúa sobremanera. Cuñas
publicitarias en las que se muestra el rostro amable de candidatos que, en
ocasiones, de amables tienen muy poco. Excelsos programas electorales
grandilocuentes, en el caso de los partidos que repiten legislaturas, una
sarta de incumplimientos sistemáticos. En el caso de aquellos que
llegamos nuevos, un programa de ilusiones que cambiarían el curso de
nuestra intrahistoria colectiva. Pongo un ejemplo: en mi pueblo, Bailén,
todos incluimos la construcción de una residencia para mayores, inclusive
aquellos que han gobernado en los últimos 20 años y no han sido capaces
de ejecutar dicho proyecto, que incluían siempre en sus programas
electorales. Me parece de risa, ¿a ti no?
Entrevistas. Debates. Artículos de opinión. Enfrentamientos dialécticos de
más o menos altura intelectual -corramos un tupido velo en este asunto,
pues más bien sería de baja estatura intelectual-. Peleas de gallos entre los
principales partidos nacionales, PSOE y PP, al ver peligrar sus aposentos.
Llegarán los exabruptos, las denuncias a las Juntas Electorales, pueriles y
torticeras, el “y tú más”.
Mas tarde pegada de carteles, mítines edulcorados con música festiva, y
más y más promesas que los ciudadanos, hartos de tanta palabrería,
obviarán, acercándose a la barra del bar para conseguir otra cerveza gratis
a cuenta de los futuros resultados electorales.
La última semana será de locura. Aunque la verdadera locura será el día
después del 28 de mayo. El recuento de votos. Las combinaciones, los
pactos natura o antinatura. Las ofertas… las demandas. Las prebendas y
reprimendas. Las sorpresivas y sorprendentes sorpresas. Beso a beso.
Algunos, como JAÉN MERECE MÁS, nos presentamos libres de ataduras,
sin mochilas. No dependemos de Sevilla, tampoco de Madrid.
Pretendemos que en Jaén y en sus pueblos haya empleo, haya inversión
por parte de los poderes del estado, que de vez en cuando nos miren. Que
proyecten una vía férrea de alta velocidad que transcurra por nuestra
tierra, para traer riqueza y progreso. Que no nos olviden, en favor del
resto de provincias andaluzas. Que no nos conviertan en otro “Teruel,
Soria o Palencia”. Sobre la balanza, depositamos nuestros recursos
naturales, nuestras sierras, nuestros bosques, nuestros ríos, nuestros
blancos pueblos, nuestro extraordinario patrimonio arqueológico y
cultural. Aportamos nuestra historia, la sangre derramada por nuestros
antepasados en numerosas batallas, que no se les olvide. Cedemos la
cultura de nuestros jóvenes, con amplia y demostrada formación,
obligados a emigrar a otros parajes.
No se conseguirán los objetivos en una legislatura. Lo sabemos. No somos
ingenuos. Pero este es el momento en el que tenemos que invertir la
historia, en el que tenemos que plantarle cara a la desidia y decir que
JAÉN MERECE MÁS que aquellas migajas que se nos ofrecen. Y poco a
poco cantar aquello de verso a verso.
Manuel N. Ozáez Gutierrez
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