Mucho se ha escrito sobre la identidad del anónimo autor del Lazarillo de Tormes sin que hayan conseguido ponerse de acuerdo aún los más prestigiosos e ilustres filólogos y eruditos de las letras sobre quién puede ser ese enigmático personaje.
En realidad a lo largo de esta obra se pueden apreciar sin dificultad numerosos guiños y referencias a pasajes de la vida y obra de su autor.Basta con leer su biografía, en la que nadie parece haberse fijado, para hallar las huellas de quien tan oculto a todos se mostró.Mientras tanto, largas y retorcidas investigaciones sobre teóricas similitudes de estilos literarios no han dado el resultado esperado,se atribuye la autoría a unos y otros dependiendo de inevitables analogías de escritos que las costumbres y modas de la época quizás hacían inevitables.A pesar de ello,el trabajo llevado a cabo por los investigadores ha sido encomiable y esclarecedor.
No es falta de sabiduría y erudición,sino todo lo contrario.Lo que impidió a estos dómines dar con el anónimo autor era a su vez la condición necesaria para ello. Tendrían que haber sido individuos ignorantes,incultos y limpios moralmente del veneno de las ciencias para que alumbrados por el poder divino dieran con el enigma.Esta sería la última prueba de la veracidad filosófica de Enrique Cornelio Agrippa de Nettesheim,el verdadero autor de esta excepcional obra.
C.A.S
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