Aún
en noches cerradas, el viento susurrando,
Noches
de tormenta, truenos, oscuridad, silencio,
A
un lado la soledad, al otro lado el miedo.
Mostrarse
como eres, sentir a pesar del lamento,
Acechan
las sombras, acuden los viles desacuerdos.
Risas
que se perdieron en un lejano recuerdo,
Invadidas
por las pesadillas. Ya no existen los sueños.
Antes
fueron penumbras, ahora parece que despierto.
Las
noches asoman su velo, ya no susurra el viento.
Oímos
el canto del grillo, del halcón sentimos su vuelo
Penachos
que cubren mi rostro, que forman mi cuerpo.
En
esta mañana de luz, con los sonidos abiertos,
Zénit
de mi vida, maestre en campo del sentimiento
Y
lo que eran tormentas, truenos, oscuridad, silencios
Poco
a poco se diluyeron las sombras, las pesadillas,
Emergieron
los sueños, las risas, la emoción, los juegos.
Realmente
la Felicidad existe, no es quimera, no es ilusión;
Era
acaso un ideal, un espejismo, un delirio o ficción.
Zafiro
de una olvidada época que el presente, por fin, restituyó.
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