Mil
veces en mi cabeza imaginado,
Infinitas
ocasiones sin tu poema prometido.
Gota
a gota, frase a frase, verso a verso,
Unas
por el solsticio de verano, otras por eso...
Entre
nosotros comentado y
en silencio liberado,
Lo
cierto es que te lo debía. Lo confieso.
A
menudo,
con las musas a mi favor, lo retomaba,
No
éramos ajenos a la vida y sus circunstancias,
Ganábamos
en conocimiento, perdíamos en nostalgia,
En
apenas
una hora, un día, una temporada,
Las
musas se marchaban de
asueto, ocio u holganza.
Perdonar
no me
perdonaba.
Olvidar tampoco lo
olvidaba,
Entre
el fútbol, el cine, el café y las eternas veladas
Resurgía
la inspiración, el verbo, el ritmo, las palabras
En
pleno debate sobre lo humano, lo divino o el referido
Barça.
Aún
en los estertores de un ciclo, mi desidia me
condenaba.
Más
ya llegó ese día en el que poco a poco remendaba
Ocasiones
perdidas, aventuras y desventuras postergadas.
No
hubo día desdeñado, de hecho iluminó
el sol al alba.
Jergas
de
colegas con las que construí tu prometido poema
En
pos de mi perpetuo reconocimiento. Deuda
que cancelo con esta trova
“si
mi amistad procuras”.
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