No es para vanagloriarse pero creo que en Bailén podemos decir en voz alta que tenemos algo que no posee ningçun otro lugar en toda la geografía española: Uno de los peores lugares para ver (iba a escribir "disfrutar") del cine.
El auditorio de Las Palmeras, creado en el año de Maricastaña (antes de Cristo) y reformado en el III o IV Milenio (según Arturo Ruiz), es un lugar poco adecuado para el cine de verano, voy a enumerar algunas peculiaridades que me hacen reafirmarme en estos pensamientos:
En primer lugar, en el centro de la sala de...sillas (ahora iba a escribir "butacas") hay una enorme farola que dificulta la visión en el ochenta por cierto de la sala. Da igual dónde te sientes, la farola está en medio. ¡No es que alguien alto se siente delante tuya, es que es una farola enorme lo que hay en el centro de la sala! Algunas entradas deberían venderlas más baratas como hacen en los teatros de la capital que diferencian las entradas de "visibilidad reducida" para bolsillos o espectadores menos sibaritas...
Por otra parte el auditorio está al lado de un campo de fútbol municipal. Es por eso que los focos (enormes torres-focos de un estadio de fútbol de 200.000 watios de potencia) iluminan el lugar mientras entrena el equipo local. De esta luminosa pretemporada nace un chorro de luz que restándole claridad a la imagen proyectada,ilumina más el patio de sillas que la propia farola que además de estorbar, apenás alumbra, porque lo peor de todo es que la farola solo sirve para molestar, ya que sus bombillas están tan sucias o tan gastadas que parecen ser las luces de un candil o una luz de gas.
La poca oscuridad del recinto mata la gracia a la magia del cine. Ese momento de penumbra, de vigilia que se necesita para involucrarse en las historias de las películas no existe. Si alguien quiere disfrutar de una experiencia cinéfila con estos focos, le aconsejo que los mire fijamente, quizás pueda disfrutar en sus carnes del final de Indiana Jones y el Arca Perdida. Eso sí, aquí no hay que mirar al arca de la alianza sino a los focos del campo de fútbol...
Las luces no se apagan hasta que no se vacía el campo de fútbol, por lo que durante más de media película las luces molestan. Por cierto que los domingos no se proyectan películas, curiosamente el mismo día que no se entrena a fútbol en agosto...por la noche.
Algunas butacas (sillas de plástico o de aluminio de la época de la transición española) parecen auténticas mecedoras y aparte del bamboleo típico de la persona que se sienta y busca el equilibrio, el ruido del movimiento es también otro añadido a la farola y a los focos del campo de fútbol. Todo esto por no hablar de los ruidos típicos de la calle, de las palmeras, de los coches con reggeaton a toda máquina....
Voy a concluir esta entrada invitándoos a todos a ir al cine de verano y luego poder contárselo a vuestros amigos/hijos/nietos.. creo que quien no haya ido no podrá entender como hemos ido involucionando. De tener cuatro cines en el siglo XX a no tener ninguno en el XXI. De tener buenas instalaciones (cuando eramos jóvenes) a no tenerlas. De pedir "que empiece ya que el público se va" a sortear la farola del centro del salón de butacas.
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