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martes, 10 de julio de 2012

anexo a Libro de Fiestas 2012






   Querido lector:

   Este año, tras 21 ediciones ininterrumpidas, no aparecerá mi artículo anual en el Libro-Programa de Fiestas. La extensión del mismo, la imposibilidad de amputar un trabajo pleno de unidad (otros sí han podido, mi enhorabuena), el poco margen de maniobra a un mes vista y los recortes selectivos nos han afectado a algunos.

   Sería para mí un honor, pues para eso dediqué tantas horas en escribirlo, que tuvieras a bien compartirlo entre tus contactos y echarle un vistazo en el siguiente enlace:


   No está en mi interés polemizar ni buscar confrontación con nadie, muy al contrario, acato y acepto tal decisión dentro de la responsabilidad que cada uno tiene. Confío que las aguas vuelvan a su cauce y que en la próxima edición se nos vuelva a tener en cuenta, como bien seguro sé que así será.

   Prometo volver todos y cada uno de los años en que mantenga viva la ilusión, pues a los bailenenses tengo muchas cosas que contarles y a mi Bailén me queda mucho por decirle.

   ¡Viva Bailén! y muchas gracias.


Y BAILÉN ES SU APELLIDO.


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   Del verbo latino appellitāre, frecuentativo de appellāre (llamar, proclamar), proceden nuestros vocablos Apellidar y Apellido (“nombre de familia con que se distinguen las personas”, según reza el DRAE).
   A quienes, como yo, tenemos los dos apellidos toponímicos, referidos a sendas ciudades andaluzas (si bien, mi nombre de familia paterno proceda de Cantabria y tenga el significado de “tierras sembradas de lino”), siempre nos ha apasionado el asunto del origen histórico-geográfico de nuestros antepasados; aunque, en mi caso, según he podido comprobar genealógicamente tengo sangre bailenense autóctona desde 1795, cuanto menos, pues todos mis ascendientes nacieron y vivieron el resto de sus días en este rincón baeculense a la vera del Guadiel y a la orilla del Rumblar. Tal vez por eso aún, como muchos otros de los de aquí naturales, conserve mi acento bailenés, me haya sido trasmitido el legado del cancionero tradicional y utilice o sea conocedor del rico léxico local, pues mis padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y demás ancestros, y a mucha honra, no supieron -ni quisimos- hablar de otra manera, cuando esa rica habla de nuestra tierra es tan correcta, tan andaluza e hispánica.
   En el presente trabajo, persiguiendo la brevedad en este tipo de publicaciones, haré un escueto recorrido por la historia y origen de los apellidos hasta desembocar en el que nos ocupa, BAILÉN para más señas.


  1. Historia y origen de los apellidos.

   Los nombres de familia o apellidos nacieron en época romana, aunque estos los tomaron posiblemente de los etruscos. Los ciudadanos aristócratas romanos en tiempos de la República tenían tres nombres: praenomen (‘nombre’ que se daba al individuo en la ceremonia bautismal, era usado en el ámbito familiar o amistoso. Era muy común que el primogénito se llamara igual que su padre), nomen (‘nombre de familia’ hereditario del clan -gens- al cual pertenecía el individuo y se usaba en la mayor parte de las circunstancias, sobre todo cuando no tenía el tercero al no pertenecer a la aristocracia) y cognomen (‘apellido’ o nombre hereditario de la rama del clan a la que pertenecía el individuo, el más frecuentemente utilizado). Ej: Cicerón era Marcus Tullius Cicero. Los hombres con dos o tres nombres podían recibir oficialmente un agnomen (‘apodo’ o "cognomen honorífico", usado por el resto de su vida pero no transmitido a sus descendientes). Ej: Escipión era Publius Cornelius Scipio Africanus.
   Tras el Imperio Romano, en la península se respetó la fusión de la cultura visigoda, musulmana, hebrea, etc. Los mozárabes no conocieron los nombres de familia. En la Edad Media (más en concreto entre los siglos XI y XII) en las lenguas romances incipientes empezaron a utilizarse los apellidos.
   Actualmente, en el mundo hay diversas variantes en lo que a apellidarse se refiere. En el portugués (Portugal y Brasil) es habitual que sea primero el de la madre y después el paterno. En muchos países del mundo el apellido materno desaparece cuando se contrae matrimonio, no solo en los hijos sino en el de la propia madre, por lo que existe el término “nombre (apellido) de soltera”. El sistema español fue mucho más paritario o igualitario, pues ya desde la Edad Media, la mujer casada nunca cambiaba su apellido por el de su esposo.
   Los tibetanos suelen no utilizar apellido. En Rusia y en otros países del este europeo, al nombre de pila le siguen el patronímico y el apellido.


  1. Los apellidos hispánicos.

   Fue entre los siglos XI y XII cuando empezaron a utilizarse los apellidos en España y Europa. Los países de habla hispana cuentan con particularidades en lo que al apellidarse respecta. A diferencia de otras culturas y lenguas, contamos con dos apellidos, paterno y materno, respectivamente, añadidos al nombre de pila. No obstante, podemos tener tantos nombres de familia como queramos si añadimos intercaladamente el segundo paterno, segundo materno, tercero paterno, etc., aunque solo está permitido el registro de los dos primeros. La legislación española permite cambiar el orden de los apellidos, consintiendo así que, de común acuerdo de los padres, el nombre de familia materno anteceda al del padre. Cuando no desea perderse el apellido materno por poco habitual o por interesante a todos los efectos, la legislación española permite la unión de dos apellidos para formar uno compuesto.


  1. Clases de apellidos hispánicos según su origen.

   En cinco grupos fundamentales suelen dividirse los apellidos en los países de habla hispana:
  • A) Apellidos patronímicos. Proceden de un nombre propio de persona (antropónimo). Es la desinencia medieval –ez, de época visigoda pero en lengua latina, pues es el caso genitivo latino que se añade a un antropónimo. Su significado es ‘hijo de’: Álvarez (hijo de Álvaro), Benítez (hijo de Benito), Domínguez (de Domingo), Fernández (de Fernando), Hernández (Fernando), González (Gonzalo), Márquez (Marcos), Pérez (hijo de Pero -Pedro-), etc. Hay que tener muy en cuenta que idénticos apellidos NO proceden de una misma rama, es decir, que Ramírez, pongo por caso, hubo muchos, según los Ramiros que hubiera. Así que los que actualmente se apellidan Martínez, verbi gratia, no tienen por qué estar emparentados ni descender de un mismo Martín. Este sufijo visigótico -ez es similar al Ben- hebreo, al Ben-, Bin- o Ibn- árabe, al Mac- escocés, al -son anglosajón, al -ov(a) / -ev(a) rusos, etc. Algunos apellidos patronímicos guardaron su forma original (Alonso, Martín, Simón…). Un apellido no patronímico es Expósito que antiguamente se daba a los niños abandonados y de padres desconocidos.
  • B) Apellidos toponímicos. Proceden de un nombre propio de lugar (topónimo), refiriéndose a la ciudad o villa donde nacieron, vivieron o poseyeron tierras las personas o familias a las que se asoció dicho apellido. Está muy extendida la consideración de que los nombres de ciudades o villas son de origen judío, pero esto no puede afirmarse con certeza de manera general, pues, si bien es cierto que hubo muchos judeoconversos que los adoptaron como nombres de familia, hubo otros muchos casos en los que cristianos viejos tomaron el apellido de su lugar de origen, y en el Medievo los judíos eran minoría frente a los cristianos (véase Julio Rancel en la web http://www.enplenitud.com/los-apellidos-espanioles.html,  en su trabajo sobre “Los apellidos españoles”). Los apellidos toponímicos son los más difundidos y numerosos en español, por ejemplo: Alcalá, Aragonés, Aranda, Ávila, Avilés, Bailén, Cózar, Gallego, León, Lerma, Linares,  Mena, Ocaña, Serrano, Sevilla, etc. Pertenecen también a este tipo los de accidentes geográficos o aspectos de la naturaleza, flora, animales, edificaciones humanas, etc.: Árbol, Castaño, Cerro, Carrasco, Castillo, Cuevas, Flores (no es cierto que sea de origen gitano, aunque sí muy extendido entre esta etnia), Hoyos, Laguna, Palacios, Plaza, Prados, Torres, Vacas, Valverde, etc.
  • C) Apellidos derivados de oficios. Caballero, Cantero, Carpintero, Guerrero, Hidalgo, Jurado, Merino (nombre del juez o autoridad de una merindad), Zapatero, etc.
  • D) Apellidos descriptivos o de apodos. Blanco, Bravo, Bueno, Cano, Castaños, Delgado, Hermoso, Moreno, Prieto, etc.
  • E) Apellidos castellanizados. Como su propio término indica, proceden de otras lenguas, pero se adaptaron a la fonética española. Especialmente provenían de lenguas indígenas americanas, linajes europeos, lenguas peninsulares (catalán: Moga, Oliver, Oriola, Roca…; gallego: Barragán, Villar…; vascuence: ¿Lijarcio? (probablemente castellanización de Lejarza o Lejarazu), Ochoa, Palacios, Perea…), lenguas neolatinas (francés: Roque, Mefre, Durán…; portugués: Acuña, Chaves; ¿italiano?: Santafausta -de Santafosta, posiblemente de Italia-).
   Como ya dejé escrito en “Breve estudio de los motes y apodos bailenenses” (FALL, Programa de Fiestas Conmemorativas 2003), los apellidos de algún antepasado también pasaban a convertirse en motes o apodos cuando desaparecían entre los miembros de una familia. Ejemplos: Duro (Durico), Mena, Moñino, Rueda, etc.


  1. BAILÉN como apellido.

   En el interesantísimo Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España de Fernando González-Doria (Editorial Bitácora, Madrid, 1987), en su capítulo V, titulado “Diccionario de apellidos con descripción de sus armerías”, página 438, consta lo siguiente:
BAILÉN. Castellano. De Burgos. -Armas: En campo de oro, tres fajas de plata, contra las leyes heráldicas, que prohíben poner metal sobre metal y color sobre color”.
Escudo de armas del apellido Bailén.

   Hago un breve paréntesis para añadir que los escudos de armas o heráldicos no se refieren a apellidos, sino a familias o estirpes; es decir, que la gran mayoría de quienes muestran en su casa un escudo tan decorativo, no les corresponde, pues hubo muchísimos Fernández, pongamos por caso, pero solo uno tuvo rango de nobleza.
   Aparece también en esta publicación Bayle, nombre de familia oriundo de Francia, pero ambos son meros parónimos que nada tienen que ver. No hay duda de que originariamente el apellido fue Baylén (con tilde siempre en español, pues ya la Gramática de la Lengua Castellana de Antonio de Nebrija, 1492, primera gramática de la lengua española, habla de rasguito o ápice -tilde- para indicar que amo no es lo mismo que amó), como nuestro topónimo, hasta el siglo XIX (1815) en que la Real Academia reformó la ortografía del español y cambió por I latina la Y griega vocálica en medio de palabra.
   El origen del apellido Bailén (o Baylén) es, pues, burgalés, de tierras castellanoleonesas. Y nada de extraño tiene este hecho si releemos los epígrafes anteriores del presente escrito. Algún -o algunos- oriundo de tierras de la villa bailenense, Puerta de Andalucía, ya fuera por origen judeoconverso, por ser propietario de haciendas y fincas en la localidad, o simplemente por proceder de esta zona, se afincaría en el enclave de Burgos principalmente. Y las continuas idas y venidas, colonizaciones, repoblaciones, migraciones, etcétera, hicieron que el apellido se dispersara por la península y por Hispanoamérica, pues los territorios de ultramar fueron colonias españolas hasta bien entrado el siglo XIX.
   La bandera oficial de la Muy Noble y Leal Ciudad de Bailén tomó los colores áureos y argénteos de nuestra historia celebérrima, ya en pleno siglo XX, del escudo heráldico del apellido Bailén.

Bandera de Bailén.

   Un enigma que seguirá en el aire es de dónde procede el topónimo Bailén (Baylén), de qué lengua y época, qué significaría. Cierto y bien seguro es que el apellido procede de este topónimo misterioso e indescifrable, por ahora.
    Difícil es profundizar aquí en el tema de la extensión actual del apellido Bailén en su ciudad homónima, la provincia de Jaén, España y América, fundamentalmente. No obstante, tenemos unas armas para dicho estudio como son internet y paginasblancas.es (2012) de una determinada empresa de telefonía. Esta última no es una fuente muy rigurosa en lo que a información se refiere, pues solo se tiene en cuenta a varones, generalmente, y que tengan teléfono fijo. No he documentado en la ciudad bailenense a ningún lugareño apellidado como su pueblo (desde el siglo XIX hasta hoy, cuando menos). En la provincia de Jaén ya es otro cantar. 39 titulares llevan Bailén como primer apellido, distribuidos por municipios de la siguiente manera: Jaén capital (15 titulares), Torredonjimeno (7), Cárcheles (6), La Guardia de Jaén (4), Estación Linares-Baeza (2), uno tienen Linares, Mengíbar, Villanueva de la Reina, Úbeda y Campillo de Arenas. Como segundo nombre de familia lo tienen 31 titulares: Jaén capital (12), Cárcheles (7), Torredonjimeno (4), Chilluévar (2), uno tienen Arquillos, Mancha Real, Castillo de Locubín, Martos, Cambil, La Guardia de Jaén.
   Para la distribución nacional, he consultado la web del Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es), donde se indica que Alicante es la provincia con mayor número de apellidados así, 583 de primero y 515 como segundo apellido. Le siguen Jaén con 277 / 266, Barcelona (163 / 181), Valencia (121 / 97), Madrid (57 / 82), etc. En total, en España hay 1.389 personas con Bailén como primer apellido y 1.347 como segundo. Otro dato importante es que de los 25.617 nombres de familia que el INE tiene registrados, Bailén ocupa el puesto 3.277º en cuanto a su frecuencia.

Distribución del apellido Bailén en el territorio nacional.

   Volviendo a páginasblancas.es, en Alicante hay 69 titulares de línea de teléfono como primer apellido y 59 como segundo, le sigue Jaén (39 / 31), Barcelona (31 / 29), Valencia (25 / 11), Madrid (11 / 17), etc. Llama la atención que Burgos, origen del nombre de familia, no cuente con ningún habitante así apellidado.
   El apellido aparece en otras fuentes: Diccionario de Apellidos Españoles (“apellido poco frecuente y registrado principalmente en las provincias de Barcelona, Alicante y Jaén, procedente del topónimo Bailén, población de la provincia de Jaén famosa por la batalla de su nombre en 1808. Según Menéndez Pidal, su étimo sería un derivado del antropónimo latino Valianum”). En el Archivo General Militar de Segovia, se custodian los expedientes personales de diferentes militares: Juan Bailén (Caballería, 1809. Noble); Juan Bailén (Teniente, 1865); José Bailén Baquerizas (Infantería, 1861); Juan Bailén Martínez (Infantería, 1839); Pedro Bailén Tolosana (Infantería, 1794). Tanto Bailén como Baylén aparecen en Repertorio de Blasones de la Comunidad Hispánica, de Vicente de Cadenas y Vicent, donde  recoge las siguientes armas: “En oro, tres fajas de plata”. El hecho de aparecer en esta obra magistral garantiza que el linaje Baylén tiene armas oficiales certificadas por Rey de Armas. Y en El gran llibre dels cognoms catalans, El solar catalán, valenciano y balear de los hermanos García Carraffa (para ellos Baylén es de origen catalán o establecido allí). Heráldica de los apellidos canarios, de Lino Chaparro D`Acosta. Blasonario de la Consanguinidad Ibérica de Ampelio Alonso de Cadenas, Vicente de Cadenas y Vicent y Liliana Ruiz Carrasco (aparece la heráldica de Baylén). Según el tratadista Carlos Platero Fernández, en Los Apellidos en Canarias, Baylén tiene rama en las Islas Canarias.
   Por otro lado, referente al significado de los nombres de persona, en http://www.significadodelosnombres.org/Baylen puede leerse que Baylen es un antropónimo (nombre propio de persona, no nombre de familia) con posible origen inglés o francés y que significa “variante de Bayard -Auburn pelo”, pero nada tiene que ver con nuestro topónimo ni apellido.
   De los 97 municipios de la provincia de Jaén, nada más que 19 tienen apellido homónimo. De ellos, son 10 los que proceden de la localidad que les dio nombre: Baeza, Cazorla, Ibros, Jaén, Jódar, Martos, Quesada, Rus, Úbeda y Vilches (o Vílchez). De uno no queda explícita su procedencia: Alcaudete. Dos más, Castellar (aragonés) y Torres (castellano), no se refieren seguramente a ambas ciudades giennenses, pues estos topónimos están muy extendidos por la península. Y, por último, 6 proceden de otras zonas españolas: Andújar (murciano), Arjona (malagueño), Bailén (burgalés), Bedmar (gallego), Linares (cántabro y no andaluz, pues nuestra ciudad vecina, en la Edad Media, se llamaba Leñares de Baeza) y Marmolejo (sevillano).


  1. Apellidos bailenenses más castizos.

   De los veinte primeros apellidos más habituales y comunes en España, nueve están y han estado muy repetidos en Bailén (Padrón de habitantes de 1859 y diversos listados y relaciones de colectivos bailenenses actuales por apellidos): García, González, Rodríguez, Fernández, López, Sánchez, Pérez, Moreno, Álvarez. A estos se añaden otros que son también muy frecuentes, pero más autóctonos y añejos, si se me permiten sendos adjetivos, y por ende, son los más castizos nombres de familia de los habitantes de Bailén: Aguilar, Arance, Cabrera, Cámara, Cárdenas, Castro (y De Castro), Cobo, Durillo, Garrido, Lendínez, Medina, Merino, Mestanza, Molina, Navío, Padilla, Rusillo, Soriano, Torres, Villarejo.
   Tres apellidos con solera y enjundia ya desaparecieron de entre nosotros, Barreda, Neve y Ponce de León (en la década de los años 70 se extinguió en Bailén este último).
   El análisis de la variedad y procedencia de los apellidos de los bailenenses guarda inequívoca y estrecha relación con el estudio del habla dialectal o acento bailenés. Nuestros nombres de familia, esencialmente, son de origen castellano durante la Reconquista (y por eso conservamos la J castellana frente al andaluz que la aspira), pero con gran cantidad de procedencia de la Andalucía occidental (seseo cordobés, área léxica cordobesa). A su vez, con tenue contingente repoblador aragonés (diminutivo –ICO) y oriental (gran relación con el léxico murciano, albaceteño y granadino; zafa ‘jofaina’, velilla ‘cerilla’, ganga “arado tirado por una sola caballería”). Y, fundamentalmente, el estudio de los apellidos nos demuestra muy a las claras que por los hijos del pueblo andaluz corre sangre íbera, romana, mora, judía, castellana, navarra, aragonesa, catalana... Mestizaje en esencia, convivencia simultánea de culturas, siendo este pueblo andaluz milenario el más mezclado que hay sobre el orbe terráqueo, por eso somos tan tolerantes, receptivos y universales.
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   En 1996, haciendo el servicio militar en el Regimiento Córdoba X en Cerro Muriano, portaba, como norma preceptiva, mi apellido Linares bordado en la pechera derecha de mi uniforme de soldado de infantería. Me topé con un recluta cuyo nombre de familia inscrito era el de Bailén. Este, al verme, me dijo al leer el mío:
-¿De Linares?
-No, de Bailén. ¿Y tú? -le pregunté.
-De Mengíbar.
   Solo un hermanaco podía llevar un apellido tan bonito, pues en este pueblo hermano aún hay quien lo conserva.
   No puedo dejar de referirme al nombre propio de mujer más castizo y autóctono de Bailén: Zocueca. Con el nombre de Nuestra Patrona hay censadas en España 34 féminas, de las que 23 residen en la provincia de Jaén, fundamentalmente en Bailén. Según el INE, su media de edad es de 56 años. ¡Tenemos que ir bajando la edad de esa media y subiendo el número total de ellas! Yo, con el segundo nombre de mi hija, ya he puesto mi granito de arena.
   Ocho versos de mi boca, “Zocueca lleva por nombre” es su título, me van a servir en esta ocasión para desear a todos mis paisanos y a nuestros visitantes unas Felices Fiestas Conmemorativas 2012.

   Pueblo, tú, leal y noble,
Ciudad del Barro y camino,
entre tus piedras escondes
tesoro puro y divino,
es la Reina de los hombres,
la bendición de sus hijos,
Zocueca lleva por nombre
y Bailén es su apellido.


Francisco Antonio Linares Lucena.
(y Soriano Fernández Santafausta Merlo Gámez Cañizares).
Bailén, 16 de abril de 2012.

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Francisco A. Linares Lucena
Bailén (Jaén)
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