..."El dato importante para mi es que, como se explica en Response to the Anonymous Fallacy, el uso del anonimato en muchas ocasiones está justificado, pero eso no mejora la comunicación. Si bien hay casos en los que el dato de la identidad de la persona no revela nada, en otros es parte del contexto de la comunicación, y muy relevante.
Un ejemplo lo dejará claro. Si alguien publica un mensaje anónimo diciendo:
El Madrid ganó ayer al Barcelona por 2-1.no hay ningún problema en aceptar este mensaje como una afirmación cierta, dado que es un hecho comprobable por todos. También lo sería «Estoy contento de que el Madrid ganara al Barcelona», porque es cierto que el autor puede estar contento con esa situación.
En cambio, si el anónimo publicara:
El Madrid ganó ayer al Barcelona porque me consta que se pagó al árbitro para que expulsara a Ronaldinho y además los del Madrid cobraron un prima extra del Betis. Estaba en el hotel de la concentración y lo ví....sí hay problema en aceptarlo como argumento, porque el autor del mensaje es parte del mensaje y la comunicación: afirma tener información, conocer cosas que otros no conocen, y haber estado en sitios - sin que se sepa realmente quién es ni se pueda comprobar. Si el autor firmara con nombres y apellidos, se podría investigar y comprobar si es cierto lo que dice, pero si no lo hace el dato no es más que mera especulación.
Un razonamiento buscando la sencillez del ¿por qué? -método científico conocido como «la navaja de Occam»- llevaría también a la explicación más simple: «ese tipo anónimo es un fanático del Barcelona, cabreado porque su equipo ha perdido - su único objetivo es desprestigiar al Madrid».
En algunas ocasiones, es muy difícil saber hasta qué punto un anónimo es parte de la comunicación, pero tras una crítica anónima no es extraño que exista cierta cercanía que por alguna razón el anónimo no quiere reconocer. El problema es que sería importante conocer esa cercanía o involucración en el tema comentado para valorar objetivamente ese mensaje -la comunicación en sí-.
Un ejemplo típico alguien criticando, insultando o sembrando F.U.D. -miedo, duda e incertidumbre- sobre una empresa, un producto o una persona. Ese anónimo puede ser parte importante del contexto si es un empleado de una empresa competidora -y se sabe que hay empresas que pagan a gente por hacer exactamente eso-. También podría ser un empleado descontento que persigue desprestigiar a su propia empresa por rencor o algo similar -tal vez su jefe no le subió el sueldo y ahora juega con información interna, pero sin explicar que trabaja en la empresa o el motivo de su rencor-. En el terreno personal, alguien puede insultar a alguien por cualquier motivo, pero sin explicar que tal vez eran amigos y que el otro le quitó a la novia -y ahora le odia por eso- o cosas así. Un programador puede estar envidioso del trabajo de otro y criticarlo, sin reconocer que tal vez él estaba embarcado en un proyecto similar que no salió bien, o que trabajaron juntos como jefe-empleado, o que son rivales eternos porque uno prefiere el sistema operativo Y al Z, o algo parecido.
Lo importante es darse cuenta de que si el contenido un mensaje anónimo variara sustancialmente si se conociera la identidad del emisor y sus circunstancias relacionadas con el mensaje, entonces el valor y contenido de mensaje está claramente siendo manipulado por el uso del anonimato - y eso no es algo bueno para la comunicación.
El autor de «Response to the Anonymous Fallacy» lo resume así:
Conclusión: la idea de que todas las afirmaciones deben considerarse como válidas de por sí, sin que importe quién es el autor, tiene cierto sentido, especialmente cuando esto se hace como precaución para evitar males mayores. Sin embargo, eliminar el contexto de cualquier argumentación la puede hacer menos inteligible - y saber quién es el autor de una afirmación puede ser parte del contexto. El principal obstáculo -que es consecuencia de este papel esencial del contexto- es del tipo práctico: sin el contexto, muchos mecanismos de selección que son esenciales para la eficiencia -de la comunicación- no funcionan.
El ejemplo típico sería «Bueno, ahora entiendo por qué A lleva criticando varias semanas de esa forma a B, resulta que B fue su jefe y le despidió hace un año. Ahora encajan las piezas del puzzle. Le criticaría por cualquier cosa, aunque estuviera donando dinero a los pobres.»
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