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miércoles, 8 de junio de 2011

Los tres truenos de las cuatro de la mañana.

Ayer a las cuatro de la mañana se escucharon varios truenos en Bailén. Estruendosos. Yo sólo escuché el último. Soy de sueño pesado y no me suelo despertar por los ruidos. Pero lo de ayer no fue ruido. Lo de ayer fue apocalíptico. Brutal. Me desperté temblando con el corazón a mil por hora. Creía que el chiringuito se venía abajo y que todos nos íbamos a hacer puñetas. Abracé a mi esposa (le pegué un codazo según otras versiones) y me dispuse a morir por la llegada del apocalipsis. Aquello sonó como mil cañones estallando a la vez: BUMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM!!!!!!

Pero...por lo visto no he sido el único, hoy lo he contado y parece ser que todo el pueblo, se ha despertado en las mismas condiciones y con la absoluta certeza de que ni en nuestra corta ni en nuestra larga vida habíamos escuchado nada semejante.

La absoluta e inmensa mayoría de vecinos de Bailén se han despertado por los truenos (o eso o se está teniente).
Todo el mundo ha oído el ruido del trueno y se ha quedado en vela. Asustados por las fuertes lluvias. Por la amenaza de las inundaciones. Por el miedo a los rayos y preguntándose si su bloque de pisos dispone de para-rayos o no lo tendrá (preguntar en la próxima reunión de vecinos por la instalación de un para-rayos).

La mayoría se ha caído de la cama o ha corrido hacia la ventana de la habitación,(?¿?) o a abrazar a su pareja.

Si los mayas o los profetas apocalípticos pensaban que el mundo se acababa ayer, diremos que anoche a las cuatro de la mañana en Bailén, el balón pasó rozando el palo.

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