Francisco Javier Castillejo de Haro
Este pasado domingo, en el circuito de Motorland Aragón, se volvió a dar una imagen que hacía tiempo que no se producía, ver a Marc Márquez celebrar su victoria ondeando la bandera del 93 junto a la de España. Parecida imagen a la de su hermano Alex, serpenteando orgulloso la insignia nacional, tras ganar la carrera de Jerez.
Los hermanos Márquez, nacidos y criados en la ciudad leridana de Cervera, nunca han sido ambiguos respecto a su sentimiento identitario dual. Han manifestado públicamente, en varias ocasiones, que se sienten españoles y catalanes. Pero, durante los años más candentes del proceso soberanista catalán, debido a la polarización y a las diversas presiones, el mayor de los Márquez decidió celebrar las victorias solo con la bandera de su club de fans.
El actual mundial de Moto GP está repleto, en sus tres categorías, de pilotos españoles. Junto con Italia, monopolizamos el box de la mayoría de equipos. Seguramente, vivamos la edad de oro del motociclismo español, con grandes campeones. Actualmente, existe mucha diversidad por regiones. Hay un gran número de pilotos valencianos, madrileños, murcianos, mallorquines, catalanes e, incluso, andaluces. Pero, hasta hace no mucho tiempo, la presencia de pilotos españoles de fuera de Cataluña era testimonial. Sin embargo, todos ellos mostraban con satisfacción su sentimiento español, sin ningún tipo de presión política externa.
Quizá, este suceso sea un indicio que se esté volviendo a la fase anterior al “Procés”. El deporte es un fiel termómetro para medir la realidad política de una región. Otra muestra, es la vuelta de la selección femenina de fútbol a tierras catalanas, tras casi 30 años sin hacerlo. Lo significativo no fue la asistencia, con alrededor de 12.000 personas que acudieron al RCDE Stadium de Cornellà (Barcelona), sino que el evento fuera promocionado por la Federación Catalana de Fútbol, a pesar de las críticas independentistas.
Además, en la totalidad de eventos deportivos, los decibelios reivindicativos se han reducido significativamente. Por ejemplo, en los tendidos de equipos ACB o de liga ASOBAL, el ambiente en las gradas está volviendo a la situación anterior a este enredo, dejando atrás las manifestaciones por los presuntos presos políticos u otras demandas alejadas del ámbito de lo puramente deportivo.