La mañana se despertó tremendamente nublada, oculta bajo un manto blando espero y húmedo. Sólo a gran altura se vislumbraba alg que estuviera más allá de un palmo de tus propias narices. Incluso llovió al medio día con el cielo despejado y un brillante sol sin arcoiris... y luego de noche, volvió la neblina, un calabobo tenue y una mágica puesta en escena de colores en un impresionante cielo de colores de otoño, del rojo más intenso pasando por el ocre, amarillo y añil...
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